miércoles, 16 de octubre de 2013

Reflexión sobre el flashmob. Daniel Otriz

La pretensión con nuestro ejercicio del flashmob era hacer un cuestionamiento a lo que podemos llamar " no lugares", espacios de flujo, de transito, en donde somos anónimos y siempre llevamos el afán de llegar a un lugar que si sea significativo. En este sentido, los ascensores de la Universidad Javeriana serían estos espacios en donde se podría radicalizar la idea de "no lugar", lugares en los que no se está realmente, y que para las personas son totalmente carentes de significado, de la misma forma que lo son las personas  que transitan con ellos; paradojicamente a pesar de estar muy cerca espacialmente estarían muy lejos significativamente, habría una radical impersonalidad. La idea era entonces hacer de estos espacios "un lugar" que tuviera un significado distinto para las personas, como un espacio más personal, por lo cual se decoró el ascensor como una pequeña casa, con: sillas, mesas, ventana,ambientado con música, y se recibió a la gente como si fuéramos nosotros los anfitriones, ofreciendo tinto, aromática y chocolates.

¿Cómo fue la respuesta de la gente? Sin duda, hubo algunas personas que fueron receptivas al ejercicio y recibieron lo que los anfitriones ofrecían, se sentaban en las sillas, respondieron el saludo, y ofrecieron alguna sonrisa; y  por lo tanto  ayudaron a configurar ese lugar que estábamos buscando construir.Sin embargo, hubo muchas otras personas que se sintieron tensionadas, incomodas, o que no encontraban sentido en lo que estábamos haciendo, de esta forma rechazaron las bebidas que servíamos al igual que los chocolates, y  se les veía en la cara las ganas de bajarse rápido del ascensor.Podemos pensar entonces que si lo que pretendíamos era hacer del ascensor una casa hubo muchos que no quisieron hacer parte de la visita.Esto se da precisamente, porque para ellos invadimos un lugar que sigue siendo de transito, en donde quieren seguir siendo anónimos y en donde por lo tanto no les interesa tener un trato personal con los otros.
Resalto este aspecto en mi reflexión porque no quiero caer en una idealización del ejercicio y creo que debemos ser conscientes de su alcance. Interesante me parece que más allá, de que hayamos creado un espacio habitable y significativo para las personas, les hicimos desnaturalizar tal vez, tanto para las personas que fueron receptivas o no, las idea de transitar un ascensor.

Muchos compañeros dirán que construimos un lugar más habitable y que hicimos una práctica de cuidado, puede que si lo hayamos hecho con algunas personas, pero no para todas y este hecho me parece digno de análisis, ya que habría que explicar por qué en vez de hacer un lugar habitable creamos una atmósfera incomoda para muchos. También menciono esto porque yo me sentí en algunos momentos en tensión con el ejercicio, por eso preferí simplemente hacer bulto en el ascensor, ya que al menos para mí estos "no lugares" están bien como están, quiero seguir siendo anónimo en ellos y simplemente transitar a un lugar que si sea significativo para mí,asumiendo los ritmos acelerados que esto implica;  de esta forma debo admitir que  me sentía  incomodo rompiendo esta lógica.


martes, 15 de octubre de 2013

"Tan tuyo como tu casa" Vídeo flashmob

Vídeo: http://www.youtube.com/watch?v=6c8hPtigRic&feature=youtu.be

Flashmob: Tan tuyo como tu casa.

Tan tuyo como tu casa.


Con este Flashmob, quisimos hacer una crítica a muchos aspectos de nuestra vida cotidiana que en muchos casos hacen de barrera para que llevemos un vida plena, una vida que podamos disfrutar día a día. 

Quisimos crear un espacio en el camino cotidiano de las personas que circulan por la universidad, en donde pudieran darse un tiempo para ellos mismos, donde pudieran crear un espacio personal, un espacio que realmente puedan habitar, no solo transitar. Quisimos tomar una esfera pública, en donde se evita al máximo el contacto con los otros y convertirla en una esfera privada, creando un rompimiento con la rutina que las personas llevan, brindándoles un saludo y un chocolate, generando, tal vez, un cambio de ánimo para que continúen con el resto de sus actividades del día. Quisimos tomar uno de nuestros "ethos", uno de nuestros "lugares familiares, habituales" (Rodriguez, 2011; 113) y darle un nuevo significado que nos permitiera otra forma de ser en este tiempo habitual, que nos permitiera un cambio de comportamiento.




También quisimos hacer una crítica sobre cómo construimos esos 2 metros cuadrados que habitamos durante algunos segundos, todos los días. Quisimos hacer un cambio en esta construcción y crear un espacio que incluyera una experiencia multisensorial, con música, con algo de beber, con un lugar más agradable, más personal, más de casa. Buscamos convertir este ascensor, en un espacio estético, un espacio que nos permita "hacer una reflexión sobre nuestras sensaciones" ya que "los perceptos y las sensaciones son remitidos a la relación con el otro". (Rodriguez, 2011; 114). Así, si mejoramos nuestra relación con nuestro espacio, mejoramos nuestra interacción con los otros y por ende, mejoramos nuestra vida cotidiana.

 Dentro de NUESTRO ascensor.

Estabamos nerviosos porque no sabíamos como iban a reaccionar las personas. Personalmente, tenía medio que me trataran mal al ofrecerles algo o al saludarlos. De igual manera entendería que algunas personas están tan concentrados en su rutina, en el tiempo que llevan calculado, que salirse de estas medidas parecería algo inconcebible. 




Aunque algunas personas rechazaron nuestros actos, me sorprendió de gran manera la respuesta positiva de algunas personas, lo más gratificante de todo el ejercicio fue encontrarnos con personas que estuvieron en el ascensor durante algunos minutos, subiendo y bajando un par de veces con tal de tener el tiempo suficiente para sentarse y tomar una aromática o cuando las personas se dejaban llevar por la música y cantaban en voz alta las canciones junto a nosotros.




Las sonrisas provocadas valieron la pena todo el trabajo que pusimos en juego. Estoy segura que más de una de las personas que se subió a nuestro ascensor tuvo un cambio de ánimo positivo y como afirma Rodriguez, "sonreir es vivir como la ola o la hoja, aceptando la suerte, es morir a una forma y renacer a otra". (Rodriguez, 2011; 125) Le dimos muerte al tiempo veloz que no nos permite dos segundos para dar un saludo y le dimos vida a un tiempo grato, un tiempo que permite que cuidademos de los otros.


Siento que logramos nuestra misión. Romper con su rutina, hacer que se tomaran el tiempo para disfrutar de ellos mismos por unos minutos, cosa que no se hace con frecuencia porque este sistema capitalista en el que estamos inmersos nos presiona a hacer todo más rápido, a producir más, a llegar a más lugares en menos tiempo, a luchar contra el reloj y a dejarnos a nosotros mismos de lado. 

"El tiempo cronológico, el tiempo que pasa es reemplazado por un tiempo que se expone a si mismo". (Virilo, 2009; 6) Nos levantamos ante el sonido de un despertador que nos informa que en menos de 5 minutos debemos de estar dentro de la ducha para salir rápidamente, tomar el transporte que nos lleve con más velocidad a donde necesitamos llegar, trabajamos durante horas y hasta olvidamos comer porque 'no nos queda tiempo'. Con este ejercicio logramos romper un poco con esto y a estas personas que corrían de una cita médica al trabajo, les brindamos una aromática que tal vez pueda llenar su estómago del alimento que su rutina no les permitió tomar, dándoles un día mejor.

lunes, 14 de octubre de 2013

Como tu casa...

La colectividad de este trabajo resulto ser el elemento que le dio algo adicional a este ejercicio, esa
sensación de nervios, de alegría, de emoción que sentía momentos antes de entrar en escena, ademas de ser sensaciones compartidas en medio de nuestra euforia colectiva, hizo que este ejercicio resultara demasiado interesante. En un momento era confuso porque había tanta emoción por empezar a hacerlo, que se nos olvidara la precisión  que debía contener nuestras acciones dentro de un tiempo especifico para actuar bajo la espontaneidad, sin embargo había otra parte de contención que bajaba la excitación para entender que cada uno tenia una entrada y un lugar en el ascensor que era preciso coordinar colectivamente.

Digo que es un ejercicio bastante interesante porque me llevo a sentir otra perspectiva del trabajo en grupo, para esto las nociones de trabajo en grupo se tenían que redefinir porque acá realmente teníamos que serlo y lo fuimos en tanto compartíamos un secreto, eramos los únicos que sabíamos que estaba pasando, cual era el fin y porque lo hacíamos, incluso estando todos en el ascensor compartíamos el secreto de nuestra actuación siguiendo el curso del ascensor con naturalidad.



Respecto a lo observado me pareció igualmente interesante ver cómo, cuando el espacio del ascensor estaba empezando a ser apropiado, la gente miraba las sillas con cierta incomodidad, quizás pensando que se habían equivocada de ascensor  o que algo no estaba muy bien, sin embargo cuando se transformo en una casa el recorrido también se transformo, se volvió un espacio colorido en el que la gente se miraba a los ojos, sonreía, interactuaba, aunque también había quien desconfiaba de tanta amabilidad y es normal, muchos crecimos con la clásica enseñanza de no recibir nada a extraños, menos dulces, pueden tener burundanga! así que para el contexto de nuestro país, se podría pensar que fueron realmente osado/as quienes recibieron los dulces, en especial quienes tomaron aromática!

Puedo decir que también fui una de las personas sorprendidas por el flash-mob porque cuando llego el momento de desmontar, cosa que no estaba planeada en grupo pero en mi caso sí en nuestro "subgrupo" de entrada en escena, al momento de volver a entrar al ascensor, quizás por tercer vez pero en esta ocasión para sacar la mesa, al entrara ya no había nada y fue realmente sorprendente porque de una u otra forma ya me había habituado con el espacio y lo estaba esperando con alegría, pero cuando se abrió estaba nuevamente gris y aburrido, incluso el recorrido cambio, antes nos íbamos mirando, sonriendo y observando, después bajamos en silencio, como extrañas y volviendo a mirar a la pantalla que indica el numero de piso; en ese momento fui consciente de que mi lugar dentro del ascensor de la universidad, es el mirar esa pantalla insistentemente queriendo acelerar el tiempo con los botones de abrir y cerrar puertas para salir en mi carrera.

Sin embargo lo valiosos del ejercicio no fue nuestra experiencia, sino ver las sonrisas que provocamos en las personas que casualmente tomaron el ascensor del fondo.