lunes, 21 de abril de 2014

Carros de juguetes

Hace 3 semanas mi mamá compró un carro. Mi hermano y yo empezamos a hacer el curso de conducción hace ya un tiempo y cuando recién llegó el carro a nosotros, mi hermano ya había finalizado el curso y tenía su licencia para empezar a manejar el que iba a ser el carro familiar.
En el duro proceso de "cogerle el tiro" al carro ha tenido varios accidentes (estalló una llanta, lo chocó una flota y algunos rayones) estos pequeños accidentes mi mamá los tomó de una forma muy severa sin entender muy bien lo que realmente sucedía con el carro. Además de estos incidentes tuvimos que llevar al carro, ya 3 veces, al concesionario, pues el radio salió dañado, estaba gastando más gasolina de la que debería y la cámara de reversa dejó de funcionar.
Hace poco mi mamá cogió el carro por primera vez a practicar, este intento dejó como resultado el bomper dañado y el guardabarro pelado pues se subió a un andén.
Al principio culpamos al mal manejo del auto los daños sucedidos, pero analizando los golpes, los cual fueron realmente muy suaves, me puse a pensar en el material del carro. Mi mamá llevó a un mecánico en latonería y pintura a ver al carro y él nos comentó que los materiales con los que se construye un carro son muy delicados, por ejemplo, el bomper y el gardabarro son hechos de fibra de vidrio lo cual causa que se rompa con facilidad y cueste repararlo, para ese golpe nos recomendó ir al Siete de Agosto a buscar si alguien podía soldarlo pero que no era seguro, y si no había nadie que lo soldara entonces se debía cambiar toda la pieza completa, lo cual es costoso. La lata hundida en el concesionario la cotizaron por casi un millón de pesos, pero al indagar mejor entre técnicos automotrices nos dijeron que la reparación era fácil (quitar la cojinería y golpear la lata desde adentro para que recuperara su forma) pero que se cobraba caro por puro negocio. Respecto a la pintura nos hemos dado cuenta que con sólo lavarlo el carro se está rayando.
Con todo lo sucedido con el carro he llegado a la conclusión que está diseñado para ser desechable, como se podía observar en el documental Obsolescencia Programada, las cosas de hoy en día están diseñadas para no durar, para dañarse y remplazarse. Yo me pregunto ¿Cuánto le dura un carro a una persona? ¿Cuánto le cuesta en arreglos y mantenimientos esa duración? . Le pregunté a mi papá por qué los carros salen tan delicados y me dijo que era por seguridad en los accidentes, que las latas se diseñan así de suaves para que absorban el impacto y el conductor tenga menos probabilidades de morir.
Realmente llego a la cuestión del negocio de las autopartes, sé que este es de los negocios más lucrativos de todos. En segundo semestre cuando tenía clases en el edificio 67, siempre veía llegar a una muchacha con escoltas, le pregunté una vez a un amigo de comunicación que si la conocía y me dijo que sí, que ella era la hija de un señor dueño de un negocio que distribuía autopartes.
Cada arreglo que se le debe hacer al carro no baja de $100.000.
¿Cuántos carros de los que salen hoy en día serán conservados intactos (como vemos a los "pichirilos" y algunos Mercedes viejitos rondando en las calles)? Creo que este fenómeno no se verá en un futuro pues los carros que salen en la actualidad están diseñados para no durar, para ser desechables, cada año sacan una "versión mejorada" para que la gente los cambie porque ese es el negocio ¿Cuántos carros no hay botados en los "basureros de carros"? . Hoy en día los carros son de juguete.

LAS COSAS PRODUCIDAS POR UNO MISMO COMO OBJETOS DE CUIDADO.

Por: Francisco Javier Bernal

Cada día que me levanto, veo al gato de cerámica que hice en el penúltimo año de colegio me siento orgulloso de haberlo hecho con mis propias manos y de que decore mi habitación.

Recuerdo haber hecho este gato de arcilla, en  grado décimo en mi colegio. En ese entonces, mi colegio, que  era campestre y privado, abría diferentes talleres que se dictaban los miércoles y los viernes para determinados grados escolares y entre esos, había uno de cerámica. En este taller, primero se aprendía lo básico, es decir; hacer las piezas de arcilla a mano  a partir  de royos de arcilla,  también se aprendía a amasar la arcilla para sacarle el aire, ya que en caso contrario las piezas   explotarían por dentro, en el proceso de cocido. Después de esto, tendríamos las herramientas básicas para aprehender técnicas más avanzadas como el torno y los vinilos para pintarlas.

Técnica de los rollos de arcilla.
Técnica de rollos de arcilla más grande.

El maestro encargado de enseñarnos y el que guió el proceso de elaboración de la pieza, se llama Ricardo. Él es un artesano de Cota que cuenta con su propio taller allá mismo, y quien fue contratado a término indefinido  por mi colegio, renovándole por cada año su contrato. El  fabrica diferentes tipos de piezas, desde piezas ornamentales para la decoración de interiores o exteriores como vasijas, estatuillas con diferentes motivos hasta platos, “mugs” y ceniceros y todo tipo de piezas más pensadas para el uso que para la contemplación.
Como artesano, el aprendió a trabajar todo tipo de piezas con sus manos pero también sabe realizarlas con maquinaria, aunque fue lo primero lo que más me transmitió para realizar mi trabajo.

PRODUCIENDO CON CUIDADO

En primer lugar, el gato estuvo pensado como un objeto ornamental más que un objeto con otra funcionalidad utilitaria como un plato de comida o un mug, sin desacreditar sus cualidades estéticas.

Mi gato fue el resultado de seis meses de trabajo. Esto implicó en términos de Pascal  Molinier (2012) “(…) un qué hacer concreto” (Molinier, 2012:18), en tanto imperativo para la realización del mismo, que se veía cuando amasaba la arcilla, cuando le di forma a las piezas del gato por separado para ensamblarlas (el tronco del gato con la cabeza, después el tronco con la cola y etc…), lo detalles, sacar excesos de arcilla e incluso todo el proceso de aprendizaje mismo… De igual forma y en términos de Puig de la Bella casa (2010), también requirió aprender que en la cerámica, el dejar, saltarse ciertos proceso o descuidar otros era la causa eficiente de que las piezas se dañaran porque “neglect is what happens when the doings of care are not attended” (Bella casa, 20:164), por lo que  debíamos humedecer las piezas para guardarlas sin aire, dejarlas unas apartadas de otras para no deformarlas entre sí, también amasar una y otra vez para sacar el aire de la arcilla, todos procesos “necesarios, habituales y obligatorios” en términos de Bella casa (ibid:164) que no podían ser pospuestos, para  garantizar la consecución de un buen producto final.

Ahora, y teniendo presente las dimensiones del cuidado plasmadas anteriormente, trato de cuidarlo  ubicándolo en un lugar donde no se caiga, raye así como procurarle un espacio en donde sea más visible para verlo, cada vez que organizo mi cuarto.

Han sido estos procesos de producción y cuidado los que han generado, en términos de Bella casa (ibid: 165) una relación afectiva con este objeto, ya que me recuerda el proceso dedicado y cuidadoso que ha significado para mí producirlo y tenerlo en buen estado. También esta relación de afecto generada por el objeto muestra   que hay una “complex articulation or agency, decentring individual human agents and considering the social as a tissue of associations between humans, non humans, and objects working in the realisation of new relational formations” (ibid:158), donde la realización cuidadosa de esta cerámica, no solo implica una relación más estrecha con su materialidad (así sea una pieza hecha por un amateur y que no responda a los criterios o estándares de la cerámica y el mercado); sino que la conservación de esta pieza inanimada en buen estado, también garantiza mi bienestar en tanto es un significante vivo del proceso de cuidado que implico no solo su producción, sino la relación que establecí con esta haciéndola, al ser hecha por mi hace parte de mí.

En consecuencia, me gustaría reconocer a propósito de lo planteado por Middleton (2012:9,10), como este objeto, al no estar insertado propiamente en una lógica de obsolencia programada, que implicaría mi desensibilización frente a la cosa por estar pensada para sustituirse por otra; genera una relación de valoración, cuidado y sensibilidad con el objeto producido, cuyo fundamento no es más que la historia de su producción y todas las dimensiones del cuidado que su producción implicó; lo que generó una relación de afecto por este objeto, porque lo que subyace no es la producción del objeto sino lo que para mí significo su producción.


BIBLIOGRAFÍA.

  • ·         MOLINIER, P. (2012). El trabajo de cuidado y la subalternidad. Bogotá, Colombia: Escuela de Estudios de Género, Universidad Nacional de Colombia


  • ·     Middleton, J. (2012). Long live the thing! Temporal ubiquity in a smart vintage wardrobe. Ubiquity: The Journal of Pervasive Media, 1(1), 7–22. doi:10.1386/ubiq.1.1.7_1



  • ·         Puig de la Bellacasa, M. (2010). Ethical doings in naturecultures. Ethics, Place & Environment, 13(2), 151–169. doi:10.1080/13668791003778834

domingo, 20 de abril de 2014

Alexandra Merienne

La Copa Menstrual: Una alternativa para dejar de comprar, usar y tirar 


Pensando en el cuidado y en las relaciones que trazamos con los objetos no pude dejar de pensar en mi Copa Menstrual. Es por eso que el siguiente ejemplo está dirigido a ahondar más acerca de mi experiencia y relación de cuidado con este objeto y así mismo elaborar un rastreo de su historia y su producción de fabricación con lo cual busco indagar el lado oscuro que no se nos deja ver.

Experiencia y relación

En algún momento de mi vida llegue a odiar ser mujer. Tanta delicadeza, finura, fragilidad y DOLOR, ese dolor rojo que aparece todos los meses y que aún todavía sigo sintiendo. En un principio tuve una muy mala relación con mi menstruación. Me generaba incomodidad, lágrimas, dolor y fastidio. Me sentía castigada, maldita y culpable. Cuando cumplí mis 20 años apareció una esperanza en mi vida. Me hablaron de un objeto que remplazaba las toallas higiénicas desechables y los tampones. Estuve indagando varios meses sobre ese objeto, qué era, cómo se usaba y dónde se conseguía. En un momento pensé que jamas lograría tener una copa lunar, fue difícil conseguirla porque en Colombia no existe ningún punto de distribución. Cuando la tuve en mis manos me sentí feliz, estaba muy emocionada.

Después de aquel suceso mi vida cambió. Es increíble como un objeto pudo cambiar tantas sensaciones, pensamientos y prácticas en cuanto a la relación que ahora tengo con mi menstruación. Desde que utilizo la copa menstrual me siento mucho más tranquila en "esos días", no solo por la comodidad que me brinda sino porque he logrado eliminar de mi vida esos objetos higiénicos desechables y obsoletos. Tengo una relación de cuidado y afecto con mi copa menstrual; la uso en cada mes y al mismo tiempo la cuido, la lavo, la guardo y la aprecio. Ahora mismo pienso que es el objeto que más cuido y del cual siento que más dependo. Solo pensar en que podría perderse me genera angustia, ya no quiero volver a usar nunca más una toalla desechable llena de químicos tóxicos.

Historia y producción

Debo aclarar aquí que el llamado "Internet de las cosas" fue un mediador para informarme no solo de la existencia y localización de este objeto sino también de su historia de creación y producción.

"The Internet of Things is the branch of ubicomp that helps us identify and locate things in real-time, real-world environments (Dourish and Bell 2011). These emergent technologies have been fast to tell us what a thing is doing and where it is but are slow to locate the thing within its lifespan "
(Minddleton,  8)

La Copa Menstrual es un objeto creado para la higiene femenina. La historia que se difunde acerca de este objeto se origina en el año 1930 cuando una mujer actriz y cantante, Leona Chalmers quien siempre estuvo interesada en aquel tema, con ayuda de varios ginecólogos hizo una patente de algunos bocetos que ya databan desde 1867. Entonces salió al mercado su marca de copas "Tass-ette" las cuales eran fabricadas de caucho vulcanizado.

Leona Chalmers 
En un principio las copas menstruales eran desechables hasta que se lograron producir en caucho y luego en látex. Hoy en día son producidas en silicona lo cual las convierte en objetos de larga duración (muchas duran alrededor de 10 años). Sin embargo las copas eran obsoletas y las mujeres las usaban poco tal vez debido al contacto directo que se tiene con los genitales y el flujo de la sangre. Ahora en el siglo XXI muchas mujeres hemos optado por esta alternativa que además de brindar una comodidad nos aleja de ese comprar, usar y tirar que generan las toallas higiénicas y los tampones. En Colombia no se conoce mucho acerca de este objeto de larga duración y es evidente que la publicidad sigue alentando a las mujeres a ser farmaco-dependientes no sólo con la compra de toallas higiénicas y tampones sino también con la ingesta de medicamentos para "aliviar" los dolores menstruales. Todo esto seguramente porque es mucho más rentable que las mujeres continúen comprando y dependiendo de esos objetos desechables a que logren encontrar una alternativa más duradera como la copa menstrual lo que nos lleva al pensamiento de Jonnet Minddleton acerca de la conspiración que se genera en torno a la prolongación de los objetos:



"I wonder whether human and nonhuman could conspire together to prolong nonhuman life."
  (2006: 9)


 El lado Oscuro

La Copa Menstrual me ha permitido pensar en esas relaciones que se trazan entre lo humano y lo no-humano. En lo personal encuentro que este objeto tiene un poder que me hace depender de él esas ocasiones específicas en las que mi volcán rojo hace erupción. Sin embargo por más que halla averiguado sobre el uso y la historia o por la propia experimentación hay varias cuestiones que a las que no logro llegar porque no hay información, tal vez porque no estamos acostumbrados a preguntarnos de dónde vienen las cosas y qué manos las fabricaron o incluso pude ser que detrás de ese silencio existan sucesos que no quieren que sepamos. Todo esto me lleva a reflexionar acerca de lo que Minddleton nombra como "Ecologías de la ignorancia"


 "What we cannot see, we cannot know so we assume there is nothing to know. Likewise we cannot sense what needs to be mended so we believe there is nothing to mend."
(15)

Mi pregunta se dirige hacia, quiénes fabrican las copas menstruales y de dónde obtienen la materia prima.  Hoy en día existen más de 25 marcas de copas menstruales. Estuve investigue en varias páginas e incluso escribí comentarios y correos para obtener alguna respuestas a mis preguntas pero hasta ahora no he logrado nada. Lo paradójico de todo esto es pensar en todo el cuidado que le doy, que me da y que para mi significa mi copa menstrual. Sin embargo puede ser que su proceso de fabricación no sea del todo cuidadoso y que detrás de esto exista una precariedad laboral que incluso podría dirigirse a un número de mujeres trabajadoras. Es por eso que se hace evidente la necesidad de una ética de las cosas en la que prestemos atención a los objetos con los que vivimos y dependemos en los que se haga un seguimiento de su fabricación e historia.  


"Its activist agenda is to nurture an ethics of care towards the things we live with and upon which we depend."
(17)









viernes, 11 de abril de 2014

         Fabricar, jugar y anotar


Llegar al campo de futbol con implementos poco adecuados e incomodos no permiten rendir en el juego. Las personas que practicamos cierto tipo de ejercicio como el futbol requerimos de ciertas cosas para desempeñarnos como lo deseamos. No es lo mismo practicar futbol campo a futbol sala, pues ambos deportes manejan reglas diferentes y específicamente zapatillas distintas; Futbol campo requiere de Guayos, mientras que futbol sala de zapatillas antideslizantes (ver foto). Desde mi experiencia, la practica concreta de correr en chancas de pasto y asfalto es diferente, pues las características del campo son distintas en cuanto al material del que están hechas y el tamaño. En este sentido,  correr, jugar futbol o entrenar hacen parte de una práctica especifica que requiere de ciertas cosas para suplir una necesidad como la de sentirse seguro en el campo mientras se corre o se le pega al balón.

Siendo las necesidades  bienes y servicios (Carrasco. 2003:6) vemos que en este juego existe una necesidad concreta para la cual se diseña una cosa o bien que suple las necesidades del jugador o jugadora. Respecto a este punto, me gustaría llamar la atención, pues vemos que actualmente diferentes necesidades son también creadas. Recuerdo ver películas o imágenes donde las personas (en especial los hombres) jugaban descalzos en futbol campo o  hacían uso de las llamadas “zapatillas converse” para jugar futbol sala. La existencia actual de muchos modelos  de zapatillas y guayos especializados se puede ver a la luz de la “obsolencia programada” siendo esta: “una estrategia empresarial que consiste en reducir la duración de un producto para incrementar la venta (…)  puede ser de tipo estético” (Puleo. 2011: 301) a este tipo de obsolencia, Puleo la llama “obsolencia percibida” y se refiere a: “las colecciones de ropa que cambian todos los meses (…) puesto que vestirse “pasado de moda” es culturalmente interpretado como una deficiencia personal” (ibíd.301). En este caso, vemos que el diseño de ropa deportiva, específicamente de zapatillas y guayos, muchas veces hace parte de la moda, exhibición y venta de zapatillas de “última tecnología” que “le permiten al jugador un mejor control y contacto con el balón” como lo veía en una propaganda de Nike sobre la última colección de los guayos “Nike Magista”.  Así pues, el uso de cierto tipo de guayos o zapatillas también hace parte dinámicas empresariales dispuestas a vender y producir en grandes cantidades. En este sentido, el uso y cuidado de mis guayos y zapatillas implica relaciones y dinámicas que globales de tipo comercial  y procesos de producción.

Por otro lado, pensar en el manejo de estas dos cosas (guayos y zapatillas) y el cuidado que le doy a estas, con el uso y mantenimiento, genera ciertos vínculos con el juego y las cosas diseñadas para salir al campo. Puing de la Bellacasa  nos dice que el cuidado “ is a necessary practice, a life sustaining activity, an everyday constraint” (2010: 163). En este caso el entrenamiento constante, el correr y jugar en el campo genera ciertos vínculos, afectos y relaciones con el juego, siendo la práctica concreta el punto de partida donde la necesidad de correr y jugar bien hace que entablemos relaciones de cuidado con nuestra cosas (guayos y zapatillas). Así pues, el cuidado se ve en el uso de los objetos y mantenimiento de los mismos, pues son las cosas, muchas veces, las permiten que nos encontremos con lo que somos y hacemos, donde lo humano y lo no humano se relacionan de forma complementaria; las cosas nos cuidan y a la vez cuidamos de ellas.

Pensando en esto, me gustaría hacer referencia a Middleton, quien retoma a Bennett (2010:5) cuando se refiere a la materia viva. “a thing is slightly more than what a human sees in it. It’s a ‘vivid entity’ with a small degree of independence from the words, images and feelings it provokes in us” (8:2012). A partir de esto, podría pensarse que las cosas también cobran sentido propio y que los guayos o zapatillas son una “entidad viva” en la medida que yo les entrego o doy cierto significado. En el campo dichas cosas toman valor, pasión, afecto y cuentan una historia que no solo me involucra a mi  sino también a los procesos y las condiciones en las cuales estos guayos y zapatillas fueron fabricados, pues no podemos dejar de lado la manera su proceso de fabricación y las circunstancias en que se encuentran las personas que hicieron y hacen parte del proceso; el proceso de jugar, comprar, fabricar y anotar.

Bibliografía

Middleton, J. (2012). Long live the thing! Temporal ubiquity in a smart vintage wardrobe. Ubiquity: The Journal of Pervasive Media, 1(1), 7–22. doi:10.1386/ubiq.1.1.7_1

Puig de la Bellacasa, M. (2010). Ethical doings in naturecultures. Ethics, Place & Environment, 13(2), 151–169. doi:10.1080/13668791003778834

Puleo, A. (2011). Protagonistas de un nuevo mundo. In Ecofeminismo para otro mundo posible (Ediciones., pp. 267–315). Madrid, España.

lunes, 7 de abril de 2014

La vida en tus manos


La vida en tus manos



Viernes 4 de abril de 2014, estamos en un día cálido y parece que no va a llover, es la una de la tarde y nos encontramos con Ana María Puentes, ella tiene 18 años, es estudiante de cuarto semestre de antropología en la Universidad Nacional de Colombia y  hace parte del proyecto de la huerta. El proyecto de formar una huerta nace como “Una iniciativa de antropología desde hace un año, la gracia era como que no sé, nos preocupábamos que no se veía nada del tema del campesinado ni de la agroecología en la antropología, entonces empezamos a crear una huerta” (Puentes, Ana María, comunicación personal. 4 de abril de 2014). La huerta está ubicada en el costado occidental de la facultad de Humanidades, es pequeña y bonita.

La primera cosecha que lograron fue de frijol, maíz, cilantro, arveja y papá, en la segunda cosecha (la actual) tienen plantaciones de quinua, abas, aromáticas, frijol, caléndula y otras que aún no han nacido.

                  
El cuidado que le tienen a la huerta consiste en que cada viernes ellos se reúnen desde la una de la tarde hasta que sea necesario y realizan las labores necesarias para la manutención y bienestar de la huerta, sin embargo, están comprometidos a ir entre semana a ver cómo van las cosas, regar las plantas en los días no lluviosos y confirmar que todo esté marchando bien. Las personas que acuden a la huerta para cuidar de ella son mujeres y hombres de varias facultades, hay un compromiso en igual medida tanto por parte de los estudiantes como de las estudiantes, esto nos recuerda lo dicho por Alicia Puleo, “Defender la naturaleza, luchar por un mundo sostenible en este momento decisivo de la historia humana es una decisión libre. No es consecuencia automática de una historia femenina. No todas las mujeres asumirán en ética ecologista” (Puleo, Alicia. 2011: 268). Desde la huerta pudimos notar como la idea que se tenía de que todas las prácticas del cuidado estaban exclusivamente dirigidas a las mujeres ha variado (en algunos casos), pues en este caso el cuidado que se tiene por los cultivos existentes dentro de la huerta representa una ética ecologista asumida tanto por hombres como por mujeres.


El día de hoy realizamos una actividad para nutrir el suelo, dentro de la huerta se han enfrentado varios problemas con los nutrientes del suelo pues existe un pino al lado de la huerta el cual absorbe toda el agua del suelo cercano y tras del hecho las semillas que arroja van resecando las plantas cercanas, razón por la cual hoy nuestra actividad consistío en echar compostaje.

Nos arremangamos las blusas y nos ponemos manos a la obra, en un bulto hay pasto verde y hojas secas, nos indican que debemos coger un puñado de compostaje y picarlo con nuestras manos mientras lo vamos distribuyendo por todo el suelo de las plantas, mientras vamos haciendo el ejercicio nos ponemos a reflexionar en lo poderosas que son nuestras manos, cultivar es un trabajo manual y es ahí, en nuestras manos, donde todo el círculo de producción se une, es el punto central. Con nuestras manos vamos cuidando y esparciendo los nutrientes con los que las plantas se alimentarán, crecerán fuertes y darán frutos, esos frutos serán nuestro alimento, la energía que llena nuestro motor y le da vida y fortaleza a las manos para seguir trabajando. Nuestras manos se van ensuciando, nos vamos mezclando con la tierra y la tierra se reconoce en nosotras, las plantas que nos permiten seguir vivos con sus frutos o con ellas mismas están ahora en nuestras manos, dependiendo de nuestros cuidados. Debemos abonar en la tierra, esparcir bien los nutrientes para que todas tengan la posibilidad de sobrevivir, en nuestras manos se unen la necesidad de ellas para nosotros y la necesidad de nosotros para ellas. Después de esparcir el compostaje rociamos un líquido, es un agua especial que hace que los nutrientes que acabamos de echar se descompongan y puedan ser absorbidos por las plantas, pero este rociar es un trabajo cuidadoso, no se puede rociar la planta con el líquido pues la quemaríamos, el agua debe caer sólo en los nutrientes que hemos echado. Después de todo si no cuidas lo que haces con tus manos destruirás lo que tanto tiempo te costó construir. Apenas acabamos de rociar el biocompuesto debemos completar la cama de nutrientes con tierra abonada, la tierra debe ser puesta encima del compostaje pero hay que tener cuidado de no tapar las semillas que están naciendo pues las ahogaríamos y no las dejaríamos nacer, entonces se debe esparcir por los puntos necesarios y señalados para que las cosas salgan bien. Todo lo que se usa en la huerta es orgánico, no se recurre a absolutamente ningún químico para su cuidado, todo debe ser hecho con las manos y venir desde la tierra sin contaminarse de químicos, por eso se debe estar más pendiente de las necesidades de las plantas y alarmados con los ataques de posibles plagas, pero hasta el momento el único problema que han tenido ha sido el pino.
Al preguntarle a Ana María qué han hecho con lo que han logrado cultivar después de tanto esfuerzo, ella nos comenta que, básicamente, han sacado semillas orgánicas, el maíz que se había logrado cultivar se lo robaron y las arvejas y demás productos sobrevivientes fueron dados a los trabajadores en el paro que hicieron hace poco.


El cuidado de la huerta exige unión y búsqueda de saberes, la mayoría de integrantes de la huerta son de antropología, sin embargo, también hay personas de Derecho y Ciencia política y el que los guía y asesora es un estudiante de Agronomía. La lógica del sembrado es al azar, aunque a veces tratan de llevar coherencia con especies cercanas en un mismo espacio, no obstante, la mayoría están sembradas al azar. A las semillas que no nacen se les da dos semanas para esperar que asomen cabeza y cuando tristemente esto no ocurre entonces siembran más semillas encima.


             
Este compromiso que se da por parte de los estudiantes en la huerta nos permite observar que dentro del ejercicio se da una ‘ciudadanía ecológica’, tal como la define Alicia Puleo: “La ciudadanía ecológica se desarrolla sobretodo en el ámbito privado, enfatiza las obligaciones, concierne a los deberes no contractuales. Es no territorial y utiliza el lenguaje de la virtud” (Puleo, Alicia. 2011: 271). Esto es muy evidenciable en el ejercicio que realizamos, pues la creación de la huerta dentro de la universidad fue una propuesta realizada por estudiantes, los cuales se comprometían y se han comprometido hasta ahora, ha cuidar todos los cultivos que allí se realizaron desde el primer momento, tal como nos lo dijo Ana María, “Existe una responsabilidad muy fuerte con la huerta” (Puentes, Ana María, comunicación personal. 4 de abril de 2014), ella explicaba que esta responsabilidad y este compromiso que ellos habían asumido con la huerta iba más allá de un simple deber, pues el hecho de comprometerse con la vida que se está generando en la huerta, los hace sentir un amor especial por el trabajo que realizan cada semana.


Finalmente, una vez esparcida la tierra, descansamos. El trabajo el día de hoy nos permitió observar la importancia que tiene para estas personas trabajar como una “comunidad”, esto le da un mayor sentido a lo que ellos hacen y gracias a esta huerta se han logrado tejer fuertes lazos sociales entre las personas que acuden allí voluntariamente, estos lazos a su vez les permiten comprometerse y cuidar de la huerta con un dedicación completa, lo que ocurre allí nos recuerda lo dicho por Puig de la Bellacasa “Thinking with the feminist insight that ‘the personal is political’, personal ethico-political practices of change need to be also thought as collective.” (Puig de la Bellacasa, María. 2010:157). Con la experiencia el día de hoy, pudimos comprender que efectivamente si se pretende realizar un cambio social, ambiental, político, se debe pensarlo y realizarlo con la idea de lograrlo en colectivo.
Hoy le trabajamos tres horas a la huerta, pero la dejamos lista con una gruesa y nutriente cama vegetal para fortalecer el suelo y permitirle a la vida surgir de la tierra y reproducirse en las manos.


Daniela González y Camila Rivera
BIBLIOGRAFÍA
1.    Puig de la Bellacasa, M. (2010). Ethical doings in naturecultures. Ethics, Place & Environment, 13(2), 151–169.

2.  Puleo, A. (2011). Protagonistas de un nuevo mundo. In ecofeminismo para otro mundo posible (Ediciones., pp. 267– 315). Madrid, España
3. Puentes, Ana María. Comunicación personal.  Entrevista realizada el 4 de abril de 2014. Entrevistadoras: Camila Rivera Millán y Daniela González Ramos




Cadenas del cuidado, alimentos y alrededores




De rojos y grandes tomates a deformes piezas de arte barroco, el camino a lo orgánico requiere toda una estética. A simple reojo son evidente las características de los alimentos que consumimos hoy, grandes, coloridos y prácticamente sin caducidad; capases de soportar más de un mes en los estantes. Los alimentos han sufrido, como muchas otras cosas en el capitalismo, una degradación. Conocer de donde vienen los productos y su producción hace parte hoy de un cuidado, no solo de que vamos a consumir ,sino también, un cuidado de filosofías de vida que, como lo intentare proponer, forman parte y configuran mundos.  
A casa llegan productos de todas partes de mundo, la importación se hace evidente en kiwis franceses y manzanas chilenas. Desde el consumo, se ve la producción extensiva de algunos países que han preferido el monocultivo, desplazando a los cultivos de pan coger, para la producción en masa y la obrerización de gentes propensas a la inanición. Por supuesto, el viaje de Francia o Chile a Colombia imprimen en el producto un costo, que ya no es un gran costo gracias a que las tecnologías apoyan la reproducción del capital, haciendo que la producción local e interna sea destruida en la quimera de “libre competencia”. Todo esto apoyado desde Estados de bajos aranceles a las importaciones y una débil política agraria.
La pérdida del valor por el costo en la comida nos ha hecho entrar en imaginerías simplistas. Ya no pensamos en la cosecha local, ni en las estaciones, ni los productos que están en cosecha y ya los cultivadores cosecha productos específicos. La pérdida de la pericia tanto de cultivadores como de consumidores ha producido una falta de conciencia la cual apoya a la producción extensiva y al poco reconocimiento del de la importancia del campo en la ciudad. The central figure of our society...is the figure of the in secure worker, who at times “works” and at times does not “work,” practices many different trades without any of them actually being a trade, has no identifiable profession, or, rather, whose profession is to have no profession, and can not there  foreidentify with his / her work, but regards The central figure of our society .(Carlsson, C., & Manning, F. 2010.924-5) el trabajo del campesino se ha reducido al monocultivo, el conocimiento de este y la producción extensiva permitida por la industria agroquímica. Lo que ha implicado esto en América Latina es el olvido de las cosechas tradicionales de ciertos productos internos, y la precaria diversificación de los cultivos, característica fundamental de nuestra agricultura. Las feministas francesas materialistas “señalaron que un mismo bien- por ejemplo un alimento cocinado- si entraba, en el mercado- adquiría inmediatamente valor de cambio, pero lo que la diferenciaba estaba en forma de producción y no en el carácter del bien de que se tratara” (Puleo, A.2011.279) de esta misma forma se invisibilización en el mercado los saberes construidos en el campo amerindio desde tiempos prehispánicos en la comercialización de estos como bienes.
La Canasta, una organización Bogotana que plantea críticas e intenta reparar algunos de los daños causado por pensar la comida como una mercancía, hace parte de nuevos impulsos para reparar nuestro mundo. Ellos pretenden ser un puente entre la cuidad y el campo, apuestan por un cambio en los sistemas de producción, comercialización y consumo de los alimentos; permitiendo conocer el origen de los alimentos, apoyando el consumo y producción local,  promoviendo cultivos sin químicos, en suelos sanos y sin semillas transgénicas. Personalmente me gusta la intención de recuperar alimentos que a causa de imaginarios clasistas y racistas se han marginalizado de las mesas urbanas tales como cubios, balú, guatila, etc. con ello pretenden volver sobre tradiciones ancestrales desde la comida, como punto de encuentro con la historia y la memoria y por supuesto una resistencia a la homogenización pretendida en el mercado. Igualmente es de agradecer el ahorro del tiempo, ya que esta canasta es entregada a domicilio; y no se tiene que preocupar por que va a compra, ya que, es la tierra y los cultivos los que deciden que se pondrá en la mesa. Esto me parece importante porque no es una limitación, como no lo quiere mostrar el mercado, sino es el volver a la complejidad del campo, a la conciencia de los límites de la tierra y a la pericia de los consumidores y cultivadores que conocen la relación climática-geográfica para la producción y consumo.  
Sin embargo no hay que perder de vista que la canasta más que “un puente” entre el campo y la ciudad es una institución que aumenta la dependencia entre estos dos espacios y sus encuentros; cultivadores la necesitan para comercializar sus productos en la cuidad y los consumidores aseguran can ella el saberes que en almacenes de cadena y otras partes son fetichizados. Por otra parte la preocupación por el reciclaje es notoria, la Canasta llegan a las casa en cajas de carton, igualmente la huevera es de cartón y los empaques de las frutas son de materiales reciclables; los cuales recomiendan devolver para ser reutilizados, reciclarlos o ser reutilizados de forma creativa. Con ello se pretende frenar la producción de plástico. Claro que en ello no se pone de presupuesto que en el plástico también encontramos otra industria que de algún  modo cuida de forma económica a otras partes de la sociedad y que al seguir la “vanguardia de lo eco” podemos perjudicar. Dos mundos se contrapelan que son igualmente cuidadosos: por un lado el de la comida con sus formas de producción, consumo y cambio y también la industria del platico que poco cuidadosa con el ambiente cuida en la interdependencia del capital a sus trabajadores.





Carlsson, C., & Manning, F. (2010). Nowtopia: Strategic Exodus? Antipode, 42(4), 924– 953. doi:10.1111/j.1467-8330.2010.00782.x


Puleo, A. (2011). Protagonistas de un nuevo mundo. In Ecofeminismo para otro mundo posible (Ediciones., pp. 267–315). Madrid, España.

Alexandra Merienne





Recuperando el territorio: relato etnográfico de un encuentro en el Parque Nacional 


El siguiente relato etnográfico surge a parir de la participación y reflexión que se dio en torno a la recuperación del territorio en el Parque Nacional teniendo como eje central la solidaridad y el trabajo colectivo. Las actividades y conversaciones que allí tuvieron lugar dieron luces para identificar ciertos conflictos socio-ambientales que se viven en nuestro país y así mismo se llegó a pensar en soluciones alternativas para combatir estos mismos.  

Domingo 6 de Abril

El “Colectivo Parques para todoXs” hizo un llamado a los interesados para realizar una minga en las alturas del Parque Nacional. El principal objetivo de éste encuentro fue la preparación de suelos para la construcción de una terraza de siembra para lo que se necesitaron varias manos. La finalidad de ésta actividad es recuperar el espacio público y común por parte de la ciudadanía de manera que podamos encontrar nuevos espacios que nos relacionen con el territorio, la colectividad y las enseñanzas ancestrales. 

En este encuentro participamos más de 7 personas bajo la dirección de Doña Isabel, una mujer de origen nariñense quien a través de su fuerte relación con la tierra y la siembra hoy es considerada como guardiana de semillas. En un principio Doña Isabel nos dijo:“esto es mucho trabajo y veo que hay muy poquitas manos”, uno de los integrantes, Jumx, respondió: "hicimos toda la tarea para convocar pero no llegaron” Sicko añadió “incluso hasta repartimos publicidad y promocionamos el encuentro en varios lugares pero no....”. Sin embargo los que estábamos allí teníamos toda la disposición y las ganas de trabajar duro. Entonces todos unimos nuestro pensamiento y nuestras manos en la tierra.   

Preparando el suelo


Lo primero fue adecuar el terreno. La idea sería generar varias capas para hacer un compost que nutra luego la siembra. Para esto el primer paso fue echar pala y azadón para remover la tierra y hacer el hueco de la terraza.
 
Echando azadón
                               
Dirigidos por Doña Isabel

Lo segundo fue poner un plástico como primera capa pues según Doña Isabel: “ésta tierra no sirve porque hay escombros, sí, porque fue usada como basurero entonces hay mucha basura y así no se puede sembrar”. Hicimos los cortes necesarios para adecuar el plástico negro y en cada una de las esquinas se clavó una estáca para templarlo.


Recortando el plástico


Templando el plástico




















Lo siguiente fue añadir material orgánico como segunda capa. Para esto utilizamos las cáscaras de dos costales de mazorcas que fueron esparcidas por toda la terraza. 

Doña Isabel esparciendo las hojas de mazorca
El cuarto paso consistio en añadir pasto y encima de este agregar una capa de tierra con lombrices.
 
Añadiendo la tierra
El último paso que se realizó fue el de agregar otra capa esta vez de hojas secas.

Trabajando colectivamente y añadiendo las hojas secas

De esta manera se realizó el compostaje, que es el primer paso para preparar la tierra de la siembra. En éste mismo espacio se sembrarán tubérculos, maízes, lechugas, quinuas, amarantos y aromáticas. Este trabajo es arduo y requiere de tiempo, paciencia y mucha fuerza por lo que aún queda mucho por hacer.

Conversaciones y reflexiones que fluyen

Durante todo este proceso la conversación fluyó en torno al problema del manejo de las basuras en Colombia. Se hizo referencia a la situación de Suiza y todo su sistema de reciclaje con el cual se recicla alrededor del 96 % de los materiales utilizados y con el resto se genera energía eléctrica1 “Aquí en cambio las basuras lo único que producen es plata y alcaldes” sentencio Sicko. Todos reímos con angustia. “Nosotros en la casa tenemos que empezar a sacar los orgánicos, aquí servirían muchísimo para el compostaje” afirmo Jumx.


Todo esto nos lleva a reflexionar acerca de la experiencia del concepto de ciudadania que hoy vivimos específicamente en Bogotá. Otros harán el trabajo es lo que pensamos y es por eso que esto debe ser replanteado pues la crísis ambiental que vivimos es preocupante. Como bien lo anuncia Puleo:

“La nueva comprensión de la pertenencia humana a la red de lo vivo y de la creciente fragilidad de las condiciones medioambientales exige una reelaboracion del concepto de ciudadanía. (270)

Podríamos pensar entonces en una ciudadanía ecológica que se tome el trabajo de cuidar el territorio siendo consientes y generando respuestas activas con el manejo de los residuos que nuestro consumo deja. En palabras de Puleo:

La ciudadania ecológica constituiría un desafio al concepto tradicional de ciudadania porque enfatiza las obligaciones, concierne a los deberes no contractuales y no se desarrolla sólo en el ámbito de lo público, sino también y fundamentalmente, en el privado (271)

El trabajo de este Colectivo Parques para Todxs es admirable y gratificante. En este espacio el sentido de colectividad y solidaridad toma fuerza y se hace real, aquí todos se reúnen con un objetivo individual que se convierte en un objetivo colectivo.  Lo que se busca con estos encuentros es renovar el espacio público y común de manera que se logre tejer un red de cuidado y apropiación de nuestro territorio ancestral. Lo más valioso de esta experiencia es ese sentimiento de colectividad con el cual se crea y se piensa en conjunto mediante la unión de varias manos solidarias listas para accionar y cuidar.

"Somos la voz que se niega a desaparecer, memoria de los abuelos, camino de agua que da vida y fortaleza"(Red IECHO)






Bibliografía

  • 1: Información sobre Suiza y su reciclaje: http://www.kienyke.com/historias/suiza-la-nacion-que-mas-recicla-en-el-mundo/
  • Puleo, A. (2011). Protagonistas de un nuevo mundo. In Ecofeminismo para otro mundo posible (Ediciones., pp. 267315). Madrid, España 


WAYRA: CUIDANDO EN LA TIERRA. UNA ETNOGRAFÍA EN LA HUERTA.

Por: Ingrid Adriana y Francisco Bernal.


Camino a la Huerta
Wayra es una granja de productos orgánicos, ubicada al norte de la ciudad en  la Universidad Pedagógica (sede Valmaria), la granja está ubicada aproximadamente a 500 metros de la Universidad y fue para nosotros una experiencia de acercamiento al cultivo y la tierra.

Cuando íbamos llegando, observamos tres personas trabajando la tierra y nos dispusimos a presentarnos y manifestar nuestra inquietud por lo que allí hacían. Por referencia de la profesora Vivian conocimos a Don Humberto Gracia, quien nos guió y contó experiencia en la granja.

La Huerta
Don Humberto nos contó que la granja tenía cinco años desde su fundación, y que el espacio fue dado  por la Universidad pedagógica, en un terreno que había sido objeto de múltiples robos y desvalijamientos. Según don Humberto el proyecto tiene la finalidad de abrir un espacio productivo de agricultura orgánica con el propósito de habilitar un espacio recreativo y productivo para adultos de la tercera edad.

Lombricultura
Así mismo, don Humberto cuenta que todo el producido es repartido equitativamente entre todos los trabajadores.  Y en otros casos se realizan reuniones concertadas como   asados o sancochos organizados por y para los trabajadores de la granja, en donde todos ponen el dinero para comprar la gallina o la carne y ayudan a preparar el sancocho a partir de los productos sembrados.

Respecto al mantenimiento económico del lugar, don Humberto dice que varias veces al año se hacen ferias y eventos para comercializar los productos en la Universidad, en donde profesores y estudiantes son clientes habituales. Además, tienen alguna clientela particular interesada en comida orgánica y todo el dinero recaudado es utilizado en la mejora del lugar, compra de semillas, reparaciones, herramientas, cercas, entre otros.

Don Humberto, nos invitó a conocer la granja, primero conocimos la casa principal; en esta hay una sala de reunión, una oficina principal, un baño, un lugar en donde hacen abono a partir de lombricultura, otro poso en donde se utilizan los excrementos para hacer abono y un pequeño Santuario dedicado a “San Isidro” el patrón de los labradores.

También encontramos dos habitaciones; en una se guarda toda la “maleza” que luego es reutilizada para ser abono, donde utilizan lombrices para descomponerla. En la segunda habitación se guarda, la materia ya lista para ser usada en el cultivo, entre otras cosas, como semillas y herramientas.

La maleza 
La maleza ya procesada














Guiándonos por la Huerta
Centrándonos en la huerta,  vemos que hay cultivos  delimitados, cada uno con un surco por el que se puede transitar.  En primera medida, la granja cuenta con diversos productos sembrados, entre los cuales hay una variedad de frutas, cómo tomates de árbol, uchuvas; entre  las verduras encontramos la mayoría de hortalizas y leguminosas, como zanahorias, lechugas, frijoles y maíz, así como algunos tubérculos como la papa y algunas plantas medicinales.

El cuidado de Agripina
Prosiguiendo por la mitad del sendero principal, hayamos un pequeño invernadero donde se están sembrando semillas de lulo y variedad de plantas aromáticas, allí  doña Agripina, quien nos saludó mientras regaba las semillas y plantas. Respecto a las plantas medicinales, recordamos que el señor Humberto expreso su malestar sobre el uso de pastillas medicinales, pues para él, las aguas aromáticas son un mejor producto para ciertos malestares; por ejemplo él nos contaba que la planta “ajenjo” es muy buena para el dolor de estómago y que muchos abuelos y abuelas que trabajaban allí se curaban de sus males, no solamente por el trabajo en sí, sino porque se sentían acompañados, estableciendo relaciones de solidaridad y confianza con otros.

Una experiencia importante dentro de nuestra visita fue la oportunidad de poder arar la tierra con azadón y que los tres abuelos nos explicaran y guiaran en el proceso.  Entre risas y comentarios nos enseñaron cómo ubicarnos para mover la tierra para la siembra. Fue un momento que nos permitió compartir con las personas que trabajan allí y acercarnos al trabajo en campo, además de relajarnos y entablar conversaciones con los abuelos que estaban en ese momento.



Ingrid aprendiendo, mientras el de atrás mira y se ríe de la situación.
Francisco "Removiendo la tierra"
Más adelante, antes de irnos, nosotros le preguntamos a uno de los abuelos por el Santuario de San Isidro y nos contó que: este santo es el patrono de la agricultura, al que se le encomienda la buena cosecha. Don Humberto también nos cuenta que en ocasiones especiales lo decoraban y lo mantenían siempre limpio, además de ofrecer misas con el padre del barrio. 

El santuario de "San Isidro" Patron de los labradores.
Santuario en Detalle.


A lo largo del recorrido, encontramos cómo y a partir de lo planteado por  Carlsson y  Manning esta granja (2010) “(…) go beyond hobbies (…) are producing communities and collectivities that embody a diferente sense of the individual and the group” (Carlsoon y Manning, 2010: 950), donde se genera un ambiente de trabajo colectivo, colaborativo y familiar,  en el que se enseña  a trabajar la tierra  todos juntos hablando y riendo. Estás redes, cómo lo menciona Don Humberto y otro de los trabajadores, permiten, no solo  trabajar para conseguir alimentos sino para entablar relaciones afectivas con los otros u otras, evidenciadas en el ambiente afectuoso, en las bromas y la preocupación por la salud de quienes cultivan. En este sentido vemos que en la huerta su suplen necesidades “(…) de bienes y servicios tanto de afectos y relaciones” (Carrasco, 2003: 6).

Sin embargo para que estas redes funcionen necesita un “cuidado práctico y constante”,  en términos de Puig de la Bella Casa (2010:164), que no puede ser pospuesto (…) y que involucre una relación de afecto con lo cuidado (ibíd.: 164-165). Esto es evidenciado en el trabajo de la huerta, su mantenimiento y la preocupación constante de don Humberto y de los trabajadores por las necesidades de los demás y el mantenimiento del sembrado. Por ejemplo, si esta huerta realizara otro tipo de cultivo, como el extensivo y hecho a partir de agroquímicos y otras herramientas, las dinámicas sociales internas de los trabajadores cambiarían, así como cambiaría su modo de usar la tierra, generándose otro tipo de cuidado y relaciones afectivas.

Esta forma  de cuidado  tiene que ver con una forma de relacionarse de los seres humanos con los seres vivos e inertes, donde el cuidado individual se vuelve un cuidado colectivo en términos de La Bella Casa, lo que implica pensar que  hay unas “ (…)complex articulations of agency, decentring individuals human agentes and considering the social as a tissue of associations between humans, non humans, and objetcs working in the realization of new relational forms” (ibid:158),  en donde, lo que se cuida son las relaciones sociales al interior de la granja, el medio ambiente, el modelo productivo  y la alimentación de los abuelos y abuelas. Incluso hay  un cuidado espiritual que implica encomendar a “San Isidro” la buena cosecha y el trabajo.

En este sentido, y de acuerdo con Puleo consideramos que “(…) los seres humanos no somos espíritus puros independientes del entorno: proteger este mundo es también protegernos” (2011:264), como lo evidenciamos,  en el hecho  de que cuando se cuida el cultivo de los alimentos (además de los alimentos y el estado físico), también se cuidan las relaciones sociales que le dan sustento al cultivo. Desde Nuestra experiencia vemos que este trabajo involucra, cuidar trabajando y cultivando, como decía don Humberto: “ellos llegan con problemas pero acá se curan trabajando”.


BIBLIOGRAFÍA.
·        Puleo, A. (2011). Protagonistas de un nuevo mundo. In Ecofeminismo para otro mundo posible (Ediciones., pp. 267–315). Madrid, España.
·         Carlsson, C., & Manning, F. (2010). Nowtopia: Strategic Exodus? Antipode, 42(4), 924– 953. doi:10.1111/j.1467-8330.2010.00782.x
·         ·Puig de la Bellacasa, M. (2010). Ethical doings in naturecultures. Ethics, Place& Environment, 13(2), 151–169. doi:10.1080/13668791003778834
·         Carrasco, C. (2001). La sostenibilidad de la vida humana: ¿Un asunto de mujeres? Mientras Tanto, (82), 43–70.