miércoles, 26 de marzo de 2014


Tensiones alrededor de la comida.  Historia, modos de producción, moral ecología. 

En la década de los 30 en Colombia se discutía de una forma racializada el concepto de nación; estas perspectivas abrieron discursos que leídos en nuestros días nos llegan a parecer eugenésicos y Wannabe. Pero usualmente considero que en Colombia se ha perdido gran parte del legado colonial por la falsa coincidencia del mestizaje. Hoy en Colombia no es común que las familias se identifiquen con un abolengo, con una raza o que puedan trazar de forma consiente sus nexos con un pasado colonial. Por supuesto no es contradictorio que en el país del “mestizaje” la diferencia cultural aún sea étnica, lo que nos lleva a pensar que seguimos reproduciendo lógicas del sistema racial como si estas lógicas hubieran sido la única enseñanza de la colonia. Pero las caras de sorpresa de gentes nórdicas al ver un latino repostulan la cuestión del pasado colonial; pues claro, ¿quién no estaría sorprendido al ver el color de la indiferencia? pensar nuestra historia nos aleja de la dolorosa condena de repetirla una y otra vez. 
La historia de mi familia revela tal vez, como la historia de otras familias, la falsa conciencia del mestizaje; o tal vez, se tiene más presente la promesa del dinamismo del capital. Mi abuelo proviene de una familia muy pobre de Cundinamarca; su madre, llamada Rosa, era una mujer del campo la cual tuvo la oportunidad de enviudar tres veces. Con los muchos matrimonios vino el batallón de hijos y responsabilidades irresolubles; las tenciones de una familia pobre demasiado grande usualmente traen efectos finales que superan. Mi abuelo se marchó de su casa a los 11 años de edad a trabajar y responder por su vida. Al casarse con mi abuela, una mujer proveniente de una familia también campesina de Cundinamarca. En búsqueda de una estabilidad para su familia decidieron migrar hacia los llanos; a un, por ese entonces,  pequeño pueblo llamado Acacias en el departamento del Meta. En este pueblo mi abuelo decidió abrir un pequeño negocio, el negocio de vender refracciones de carros de carga. Ya su pericia como cotero y mulero le había ganado algunos saberes respecto a la mecánica y funcionamiento de los carros; Para aquella época en que mi abuelo abrió su negocio, más o menos entrada la primera mitad y mediados de siglo XX, la abonanza agrícola en el país surgió efecto, pero como cosa extraña las riquezas no surgieron en el sector agrario, que después de reformas y legislaciones se vio en la quiebra, sino en las pequeñas industrias del cual se servía este. Mi abuelo pudo aprovechar en su negocio de refacciones la bonanza del campo.  Mis tías y mi madre fueron educadas, como era costumbre en la época, por la iglesia católica. Estudiaron en el Internado del Sagrado Corazón de Mosquera y vivían en una casa tomada en arriendo en la zona de Chapinero en Bogotá. La mayoría de mis tías obtuvieron títulos profesionales y vivieron una vida tal vez menos intricada que la de mi abuelo. 
Lo que es aquí aún más valioso, y por ello postulo este ejemplo, es que a través de nuestra mesa familiar se pueden tejer relaciones no solo con la acumulación de capital, sino con un legado campesino e indígena. Usualmente los fines de semana mi madre es la que cocina y siempre tendemos a adornar la mesa con platos complejos y que normalmente pertenecen a la cusine de otras partes del mundo, principalmente la italiana. Se podría pensar, pero se estaría cometiendo un error que nuestra mesa ha sufrido un refinación, An ability to buy the trappings of middle class life—occupy new homes in suburbia, drive a new car—all reinforced a superficial egalitarianism. This shallow equality was based on social competition and stood on an under-acknowledged foundation of class hierarchy defined by race, geography, and relative wealth. (Carlsson, C., & Manning, F. 2010. pp 931); Pero en nuestra reuniones, sobretodo en navidad y año nuevo, la tradición siempre es algo que nosotros llamamos “amasijo” lo cual se hace unos días antes de la fecha a celebra y se bate en conjunto mantecadas, biscochos, se hacen postres y sobre todo se hace el pan de sagu. Este misterioso pan es poco conocido, la siembra de su fruto solo se da en tierras frías como las de Gutiérrez Cundinamarca, pueblo del cual es oriundo mi abuelo. Anterior mente, no hace mucho, el empaque de esta harina era de papel craft y carecía de todo logotipo; actualmente ya tiene hasta nombre “chuntiva”, mi madre me explico que así se llamaba el pueblo de mi abuelo en tiempo precolombinos y que los indios Chuntivas habitaban esas montañas. 
Por supuesto es impresionante el trabajo de la memoria en la comida, no solo en el sentido que podemos tejer algunas genealogías coloniales, sino también, una memoria de la infancia de mi abuelo, de mis tías, de mi madre y de las nuevas generaciones que también hemos construido redes de consumo con el sagu. Esta visión un poco desde la mirada de la soberanía alimentaria que hasta hoy acompaña a mi familia y atañe su pasado y seguramente su futuro pone en cuestión otras posturas como la huella ecológica que genera un producto que es demandado en una zona cálida como los llanos y que se cultiva en las altas montañas cundinamarquesas. “se hace patente la dependencia de toda ciudad con respecto a otros espacios lejanos que proporcionan bienes naturales que precisan sus habitantes para vivir”. (Puleo.2011. pp272) esto problematiza un poco la idealidad de consumir solo o únicamente lo que se produce en la inmediatez, pero por supuesto también cuestiona las depravaciones en que se cae por querer seguir con los hábitos alimenticios tradicionales. 

Referencias

Puleo, A. (2011). Protagonistas de un nuevo mundo. In Ecofeminismo para otro mundo posible (Ediciones., pp. 267–315). Madrid, España. 
Carlsson, C., & Manning, F. (2010). Nowtopia: Strategic Exodus? Antipode, 42(4), 924– 953. doi:10.1111/j.1467-8330.2010.00782.x 



Los productos "Light" ¿alimentos pensados para el cuidado y producidos cuidadosamente?


Cada vez que abro mi despensa para tomar un alimento que pueda llevarme a la universidad, me doy cuenta de que este posee la característica de ser “light”, entre estos hay algunos: “yogures”de marca “Activia”, o“Regeneris”, algunas galletas de marcas“Tosh” o “Quaker”,incluso hayotros productos como los jugos hechos a base de la“nutritiva Soya” como los jugos“Ades” y la famosa leche de Soya “Soy-plus”.

En mi casa estamos acostumbramos a comprar estos productos pensándolos como una alternativa fácil, rápida y saludable para comer en los horarios en donde no podemos preparar la comida juntos, porque estamos trabajando o estudiando. Muchos de estos productos, constituyen las medias nueves u “onces”,tanto de mí, como de mis papas. Incluso a veces, suplantan los desayunos o las cenas. Si no comemos esto, nos quedamos sin comer nada, y por esto tratamos de maximizar nuestra salud comprando productos que sean promocionados como “lights”o con: “0 g de ácidos grasos trans” o “aceptado por la asociación colombiana de gastroenterología”, o “0% sabores artificiales”, “no es una fuente significativa de colesterol” y “sin azúcar sabe igual”, intentando mermar, los impactos negativos que la compra e ingesta de otros productos, pudiese ocasionar.Usualmente desayunamos una porción de fruta con un Yogurt acompañándolo con unas galletas. Esto nos quita el trabajo de preparar la comida orgánica que compramos en la plaza o en el mismo supermercado, tales como huevos, frutas o etc… Este modelo es fácilmente repetible a otras horas del día.

Respecto a las empresas que producen lo que consumimos, pude encontrar varias regularidades, por ejemplo, el grupo“Nutresa” de Tosh y su seccional de “Galletas Noel”, es el dueño monopolista del 37 % del mercado latinoamericano, de igual forma con “Quaker”,“Unilever” y “Danone”. Estas son las trasnacionales productoras (a través del monocultivo extensivo) de los productos, que luego serán procesados en grandes fábricas según el modelo Fordista de producción, para terminar siendo distribuidas en los intermediaros comerciales más cercanos, como Carulla, éxito y Pomona. Ciclo de producción e intercambio, que nosotros al comprar los productos reproducimos consumiéndolos.

La gran pregunta de este pequeño escrito es si ¿estos productos cuidan al consumidor? En primer lugar, comenzando desde el modo de producción de la materia prima que da forma a estos alimentos, este implica la siembra intensiva de monocultivo extensivo ayudado por agroquímicos y semillas genéticamente modificadas. Por otro lado, puede implicar la sub-contratacióny la perdida de garantías laborales por parte de los trabajadores que residen en estas plantas de producción. Esto me hace cuestionar seriamente si estos alimentos han sido producidos con cuidado, debido tanto a la sobreexplotación de la tierra y de quien la trabaja ya que de acuerdo con Puleo (2011) “[en el capitalismo se puede ver la conexión] (…)entre la dominación y explotación de humanos y de la naturaleza”(Puleo,2011:279)

De acuerdo con Puig de la Bella Casa (2010) estamos siendo negligentes con nuestra alimentación, cuando “(…) When the doings of care are not attended”(ibíd.: 164) por lo que desentender, no solo el proceso de preparación, la selección de nuestros alimentos, basados en el desconocimiento de cómo, por quienes y en qué condiciones son producidos, no solo es descuidado con nosotros mismos sino con la naturaleza y la sociedad (ibíd.: 164).

Y en estas condicciones “When caring is absent, obligation to care calls upon a commitment to share troubles and burdens of those who are neglected” (ibid:165) de modo que esta responsabilidad que no es solamente una obligación sino también“an affective force” (ibid:165), es delegada a la compra de productos preparados, que nos quitan la capacidad para sentirnos involucrados cotidianamente desde un hacer concreto, en la preparación de nuestros alimentos, y de darles un fin más allá de la satisfacción individual de una necesidad, sino como significantes de afecto y cuidado tanto para mí mismo, los demás y la naturaleza.

Sin duda, la cultura de lo“light”puede alimentar la creencia de que estos productos por sí mismos y debido a sus supuestas características cuidadoras, suplen la falta de cuidado de las personas que no tienen tiempo para cuidar de su alimentación, aportando medidas paliativas a los problemas de salud, desarrollados a partir la negligencia por cuidar de nuestra alimentación y quitándonos la responsabilidad y el gusto de cuidarnos a nosotros mismos.

De esta manera y nuevamente de acuerdo con lo que Puleo (2011) expone: “la ciudadanía ecológica constituiría un desafío al concepto tradicional de ciudadanía porque enfatiza las obligaciones, concierne a los deberes no contractuales y no se desarrolla solo en el ámbito público, sino también, y fundamentalmente, en el privado” (ibid, 271) por lo que debemos hacernos consientes que no solamente en el ámbito público debemos promover practicas del cuidado, sino que también en el ámbito privado, donde se anclan nuestras necesidades más inmediatas, es donde debemos mantener unas prácticas del cuidado situadasempezando por repensar nuestro consumo y como este se relaciona con la sociedad y la naturaleza.

 

BIBLIOGRAFÍA.

·Puig de la Bellacasa, M. (2010). Ethical doings in naturecultures. Ethics, Place& Environment, 13(2), 151–169. doi:10.1080/13668791003778834

· Puleo, A. (2011). Protagonistas de un nuevo mundo. In Ecofeminismo para otro mundo posible (Ediciones., pp. 267–315). Madrid, España.

·Video Documental Food-Inc

 

 
 

martes, 25 de marzo de 2014

Red de recuperación y participación en actividades alimentarias



En la localidad de Chapinero, atravesando el túnel de la Universidad Javeriana se encuentra la zona de Cuatro Parques (cuatro parques que se dividen por la intersección de dos calles que se cruzan), lugar en el que convergen e interactúan varios sujetos sociales como estudiantes, policías, comerciantes, artesanos, niños y niñas, paseadores de perros y todo aquel que camine por ahí. Desde principios de febrero y todo el mes de marzo, tres colectivos (Parques para Todxs, Inzane Toys y Pedagogías Ancestrales) han formado una red a la que le dieron el nombre de "Red de Recuperación del Espacio Público IECHO" quienes con ayuda de la Alcaldía,  reciben un estímulo para realizar actividades culturales y comunitarias en el espacio público y común.


La finalidad de estos encuentros es generar actividades alternativas al consumo de licor (es importante resaltar que estos parques se encuentran rodeados de bares a los que suelen acudir los estudiantes de la zona) de manera que a través de la intervención artística de un mural, la siembra de una huerta, los talleres de tejido y cerámica, los círculos de palabra, las actividades alimentarias y las charlas con artesanos y guardianas de semillas, se recupere el espacio público y común en el cual quienes participan producen y reciben un intercambio de conocimientos y una experimentación de este espacio de una manera diferente.

En este escrito voy a referirme específicamente a mi vivencia y participación en las actividades alimentarias que fueron realizadas en tres diferentes encuentros. Estas actividades alimentarias son realizadas por los integrantes de la Red Iecho y los diferentes participantes que allí convergen. El propósito de éstas es, además de compartir un alimento con los presentes, traer al presente recetas típicas y ancestrales de nuestro territorio colombiano. A continuación voy a dar cuenta de las tres recetas que fueron realizadas.


AREPA DE MAIZ

Para preparar las arepas de maíz fue necesario desgranar las mazorcas y pasar los granos por un moledor de acero lo cual produjo una masa a la que se le agregó panela rallada y unas cucharaditas de sal. Con esa  mezcla se amasaron las arepas a las cuales se les agregaba una rebanada de queso. Después de su previa elaboración fueron puestas al fuego sobre una bandeja de barro negro que se calentaba al calor de un macroondas.[1] (información sobre el macroondas)

En el siguiente enlace se puede dar un vistazo de lo que fue este encuentro y de la realización de las arepas de maíz publicado por la "Red de Recuperación IECHO".  https://www.youtube.com/watch?v=gfxJHRoDOx8

SAMPA


La sampa es una receta tradicional que ha perseverado a lo largo de los años. Esta se preparó en una jornada de encuentro en la que participamos varias manos. Estas se prepararon con varios ingredientes (quinua, maíz, amaranto, lentejas y garbanzos) que fueron tostados previamente en el macroondas y luego molidos para formar una harina con la cual se forman unas bolas con ayuda de la miel que les da consistencia. Este alimento además de contener un alto grado energético y nutritivo ha sido utilizado desde tiempos atrás. Incluso una de sus propiedades es la capacidad de perdurar almacenada durante varios años sin dañarse.En el siguiente enlace se puede observar otro video acerca de cómo fue el procedimiento de las sampas.

:https://www.youtube.com/watch?v=Qey8wvBQYtw


SANCOCHO VEGETARIANO



El sancocho es uno de los platos más típicos de nuestro país y los hay de varios ingredientes. Para esta ocasión se decidió elaborar un sancocho vegetariano compuesto por mazorca, papa, yuca, zanahoria, tomate y ají los cuales fueron pelados y cortados por las manos de quienes estuvimos presentes. Para su cocción se añadieron todos estos ingrendites a una olla sancochera grande que fue puesta al fuego del macroondas. Cuando estuvo ya cocinado se repartió entre los presentes por medio de totumas.

Reflexiones

A través de la autogestión y autoorganización de este grupo de jóvenes es posible conectarnos con el concepto de "Nowtopia"del que nos habla Carlsson entiendo este termino de la siguiente manera:


Nowtopia is a term that attempts to describe the myriad efforts to reclaim and reinvent work against the logic of capital. Nowtopia identifies a new basis for a shared experience of class. Specifically, the exodus from wage labor on one side, and the embrace of meaningful, freely chosen and “free” (unpaid) work on the other. 
(2010; 925)

Esto nos lleva a pensar que las acciones y el trabajo comunitario que se realiza en este espacio tiene un fin más allá de la producción de un ingreso económico. Lo que aquí se busca es generar otras dinámicas que relacionen y vinculen a los sujetos participantes a una red colectiva en la que se busca generar alternativas artísticas y culturales en las que los jóvenes puedan intervenir a través de diferentes acciones.  

Por medio de estas acciones es posible pensar en una utopía del ahora en el que ese lugar lejano e idealizado de la utopía se hace presente a través de la acción del momento presente. Con estas acciones se puede ver y entender el cuidado como una solidaridad en el que unos y otros se apoyan y se ayudan, unas acciones que nos hacen ser con otros y nos permiten construir relaciones y tejer redes de apoyo.  

A movement capable of a revolutionary transformation cannot appear from nowhere, and it cannot depend on inevitable success. It has to emerge from daily practices among communities of human beings who trust each other and can take action together—in immediate practical ways as much as in far-reaching global ways. (951)


Esta Red de Recuperación IECHO defiende y cuida un conocimiento ancestral a través de la reproducción de recetas autóctonas de nuestro territorio. Para lograr esto la solidaridad y la colectividad son fundamentales pues es por medio de estas que se logra transformar un espacio común como cuatro parques y es por medio de ciertas acciones ( en este caso la preparación de alimentos guiadas por recetas típicas) que se genera un intercambio de saberes lo cual crea un tejido de relaciones entre los participantes y el territorio. El cuidado aquí sobresale como una acción de solidaridad entre los integrantes que se dan la mano y ponen "su granito de arena" para lograr efectuar las actividades así como también se protegen y se rescatan ciertos saberes gastronómicos de nuestras abuelas y abuelos. De esta manera es posible experimentar la solidaridad de una colectividad que se da un espació común en el que convergen varias personas en torno al cuidado de un territorio y las prácticas que allí se realizan para transformar la conciencia, la palabra y la acción.  

  
Without something to defend and protect, and without strong ties of solidarity, collectivity, or mutual respect and aid, we may not have the strength for a major struggle. Emergent practices of convivial, creative collectivities that address real needs are something we will be willing to defend, especially since we have come to them not only out of a desire to leave the old world, but because we can no longer survive without them.(951)  

Bibliografía:

  1. Carlsson, C., & Manning, F. (2010). Nowtopia: Strategic Exodus? Antipode, 42(4), 924
    953. doi:10.1111/j.1467-8330.2010.00782.x

Ingrid Adriana Espitia Beltrán

Los “minimercados”

El día sábado 22 de Marzo de 2014, mientras realizaba el mercado para mi casa pensaba en la presencia de los “minimercados” o plazas pequeñas que se encuentran en el barrio donde vivo y la importancia de las mismas en mi vida diaria. Estas plazas o “minimercados” se encuentran ubicados aproximadamente a 4 cuadras de mi apartamento y tienen diferente surtido de alimentos como frutas, legumbres, carnes, vegetales, carnes frías y quesos. Uno de estos “minimercados” se llamada “Surtifruver” y se encuentra dividido en: la sección de carnes, de frutas y verduras, y la sección de carnes frías, quesos y productos a base de leche. Allí es el lugar donde consigo la mayoría de alimentos que estoy buscando y me es más sencillo comprar en este lugar pues encuentro lo que necesito.

Mi relación con este lugar es de dependencia y practicidad a la hora de ir a comprar alimentos, pues me permite tener productos a la mano e ir al lugar con la confianza de que encontrare lo que necesito. Si bien es cierto, que yo no soy la persona que cultiva estos alimentos, ni conozco de que lugar exacto vienen, desde mi experiencia, existe una relación dependiente entre lo que compro, el lugar donde lo compro, y mis necesidades como persona.  Puig de la Bellacasa, nos hace ver, desde las acciones cotidianas como se es persona con otros u otras, con lo humano y lo no humano (2010:152). En este caso lo que soy configura lo que compro y donde lo compro, pues lo no humano, siendo esto productos orgánicos, son esenciales para mi vida diaria y me permiten llevar a cabo mis actividades cotidianas.

La dinámica de estas plazas consiste en entrar y elegir lo que se necesita y la cantidad que cada persona deseé, a diferencia de los supermercados como Carulla o el Éxito, donde muchas veces la frutas  y verduras vienen empacadas en paquetes con cantidades especificas.  El hecho de estar en contacto con lo que se va a comprar y poder elegir el numero de productos y alimentos que se van a consumir es para mí importante. Desde mi experiencia comprando en almacenes de cadena, veo que la comprar de alimentos y la elección de los mismos es más utilitarista y superficial, pues no hay un contacto directo con la mayoría de productos, al venir empacados con cantidades específicas, y muchas veces todo es homogéneo y no da pie a la elección a la hora de consumir.

Estos “minimercados”, desde mi experiencia diaria, son para mí una especie de Nowtopia, en el sentido que  se pueden pensar como una resistencia a dinámicas globales y capitalistas (Carlsson y Manning 2010:931) de las cuales hacen parte los almacenes de cadena.  Estos autores hablan del término Nowtopia,  desde la creación de redes en comunidad que permiten llevar a cabo un proceso de emancipación frente a la economía capitalista y sobrevivir por medio de la revolución, a partir de prácticas cotidianas específicas y colectivas (2010:949-950). El hecho de ir a comprar allí diariamente y ver que otras personas también lo hacen, es hacer frente a estos almacenes como Carulla que no permiten que el mercado campesino siga en pie ni que estos “minimercados” continúen abasteciendo a personas que vivimos en la capital.

En este caso, el hecho de ir y comprar, de saber que se está comprando y donde se está comprando (en “surtifruver” o Carulla) permite pensar en el cuidado desde dos ejes;  el cuidado del hacer y el cuidado situado en un contexto especifico, siendo estos dos principios del cuidado a los que Pulling de la bellacasa hace referencia cuando asegura que el cuidado necesita una práctica, una actividad concreta que teje relaciones de mutuo cuidado en las cuales el ser humano está inmerso(…) dicha actividad y relaciones del cuidado se sitúan de cierta forma según  un contexto especifico (2010:163-164).  En este caso, el ir y comprar a este “minimercado”  y elegir ciertas frutas o verduras permite construir un cuidado propio pero también colectivo,  en el sentido que estos mercados se fortalecen dentro de un contexto especifico en el cual todos y todas estamos inmersos,  siendo este (el contexto)  el mercado campesino y las redes de consumo a gran escala.

Bibliografía
Puig de la Bellacasa, M. (2010). Ethical doings in naturecultures. Ethics, Place & Environment, 13(2), 151–169.


Carlsson, C., & Manning, F. (2010). Nowtopia: Strategic Exodus? Antipode, 42(4), 924–953. doi:10.1111/j.1467-8330.2010.00782.x

lunes, 3 de marzo de 2014

Alzheimer como asunto del cuidado, precarización del mundo.

Aquellas tardes del mes de diciembre en que la casa materna, como nunca antes en el año, se llenaba de gente, de cuentos, de esperanzas de un volver a encontrarnos. Por la casa, mi abuela desperdigaba sofás, cojines y muebles para dar posada en su morada, que cada año recibía a su pasado y su futuro. Diciembre significaba la remembranza de los días gratos, el reencuentro con hijos y nietos y el anhelo de nuevos días juntos. Son los días de aquel mes de diciembre y también sus sueños los que hoy traen del recuerdo la melancolía de un pasado extinto.

El destino de una enfermedad, que tal parece la muerte, ha dejado atrás los días luminosos de aquel mes ahogados en la zozobra de soportar el olvido total de la vida. La abuela yace ya sin vida en un apartamento del occidente de la ciudad; aquel cuerpo carente de sentido no recuerda, no habla, no sueña. Todo lo que fue se esconde bajo la cara del Alzheimer. Ya la familia duele la enfermedad, soporta con nostalgia la cara afable de una muerte que evoca la vida. Tal dolor impidió que la abuela fuera acogida en una casa, impuso un espacio aparte, propio y un cuidado que solo podría ser concebido por fuera de los lazos familiares. Un cuidado que depende de un salario  y una condición económica determinada del cuidador, casi simpre unamujer proveniente del campo. Lo irónico es que las cuidadoras, que han sido removidas tantas veces, no cuidan solamente a la abuela en lo físico; también cuidan las preocupaciones, significados y hasta prejuicios de mis tíos y  mi padre,  que le imponen a esta compleja trama más tensiones. 

Puede que exista una precarización solo de pensar que la abuela, que cuidó de la familia entera, esté relegada a la soledad de su condena. Su trabajo como matriarca marcó la vida de muchos de nosotros y por ende su enfermedad es la cruz que cargamos los que la vimos. Para cuidar de sí, para no vivir con el dolor de la realidad, para ocultar y poder vivir, como la mejor tragedia griega, hay que quitarse los ojos para no ver. El relegar el cuidado es una decisión que no está cargada de la invisivilización del cuidado, sino todo lo contrario, está cargada de la reflexión de que es imposible llevar a cabo tales labores (ya sea por condiciones emocionales, de género o económicas). Esta posición implica una cadena de dependencia de mi abuela a la cuidadora y de esta a mis tíos y Padre y de ellos a las dos; cadena que no es totalmente económica sino que implica el manejo y sostenibilidad de la vida para todos. Moliner define el trabajo del cuidado como conjunto de actividades que responden a las exigencias propias de las relaciones de dependencia. Para esta autora cuidar del otro no es sólo pensar en el otro, preocuparse intelectual y afectivamente por él, sino ante todo hacer algo, producir un trabajo que contribuye a mantener o preservar la vida del otro (Arango, 2007); así un problema de la abuela mas emocional que de otra índole en la actualidad encuentra un solución en el mercado, en el consumo de una fuerza del trabajo para el cuidado. De esta forma, el problema del cuidado no se estaría solventando sino sencillamente adquiriendo dimensiones más amplias, de alguna manera, se estaría “globalizando”. (Carrasco, p23) poniendo de manifiesto la crisis del cuidado.

Bibliografía.

Carrasco, C. (2001). La sostenibilidad de la vida humana: ¿Un asunto de mujeres? Mientras Tanto, (82), 43–70.

Arango Gaviria, L. G. (2011). El trabajo de cuidado ¿servidumbre, profesión o ingenieria emocional? In L. G. Arango Gaviria & P. Molinier (Eds.), El trabajo y la ética del cuidado (La Carreta., pp. 91–109). Medellín. 
Ingrid Adriana Espitia Bétran.

El cuidado en el hogar

Pensar en el cuidado desde mi cotidianidad implicó reflexionar en qué tipo de situaciones y momentos se ha hecho evidente el cuidado desde mi vida y experiencia personal. Al reflexionar sobre esto, pensé en la importancia de la labor en el hogar y el cuidado de las personas que conforman el mismo, pues como plantea Carrasco, las estrategias de vida de las personas continúan organizándose desde el hogar de acuerdo al nivel de ingresos y participación pública en las tareas del cuidado (2003:6). En mi caso, es clara la importancia del hogar como lugar donde mi hermana y yo crecemos, y es el cuidado en el hogar, especialmente de parte de mi madre y abuela, el que estuvo y está presente  en la mayor parte de mi vida.

Cuando analizo  la labor que ha realizado mi mamá y en su momento mi abuela,  pienso en esas dimensiones objetivas y subjetivas del cuidado, pues llevar a cabo una acción como preparar la comida para mi hermana y para mi,  implica muchas más cosas que el simple hecho, pues la acción de cocinar hace parte del sostenimiento vital del ser humano. El cuidado en esta acción tiene una relación con lo que se cuida, con la vitalidad y las relaciones y afectos que se tejen. Retomando a Carrasco, vemos que no solo necesitamos de alimentarnos, vestirnos, protegernos sino también es importante el cariño, los cuidados, aprender a establecer relaciones y vivir en comunidad (2003:6). En mi caso la relación que he construido con mi mamá y construí con mi abuela, han sido de cercanía, de cuidado, de pensar en el otro u otra.

Ahora bien, cuando pienso en la afirmación de Molinier “Las actividades domésticas estaban excluidas. Las mujeres en el hogar no “trabajan”” (2012:15) veo que no está lejos de las experiencias de mi abuela y madre en el momento en que mi hermana y yo crecíamos, pues su labor (en su momento) únicamente estaba excluida al hogar y el mantenimiento del mismo, considerado esto  como un no trabajo, como actividades poco productivas pero que eran necesarias para que otras personas como mi papá o tíos pudieran tener una vida laboral activa, afuera del hogar.  Desde esta experiencia el cuidado es parte central en el hogar y las personas que conforman el mismo, pues tanto para mi hermana, como para mí y  mi papá, el cuidado era y es parte esencial para tener una vida “productiva”  y equilibrada emocional y físicamente.

El cuidado, como actividad que incluye lo que hacemos para mantener, continuar o repara nuestro mundo, de manera que podamos vivir lo mejor posible (…) (Molinier, retomando a Tronto y Fescher. 2012:25) se convierte en parte de nuestra cotidianidad y crecimiento como individuos que tejemos redes de cuidado con el fin de sobrevivir. Mi experiencia con mi madre y abuela da cuenta de las actividades de cuidado que muchas veces son precarizadas, en el sentido que no son reconocidas en términos económicos y/o simbólicos, pues dedicarse a labores del hogar y del cuidado, implican ciertos esfuerzos a la hora de realizar actividades como cocinar, cuidar, vestir, lavar etc. que deberían ser reconocidos por quienes son cuidados.

Desde Precarias a la Deriva (2005),  mi experiencia personal tiene 3 elementos importantes que ellas mencionan a la hora de hablar del cuidado: la interdependencia, la transversabilidad y cotidianidad. La interdependencia, como cooperación es evidente en la red de apoyo que significaron en su momento mi madre y mi abuela durante diferentes etapas de crecimiento; la transversalidad, siendo el cuidado parte de la vida y no solo de algunos espacios, es clara al tener a estas dos personas en casi todos los ámbitos de mi experiencia como : el colegio, el hogar, los juegos, el estudio, etc.; y la cotidiana, como situaciones del día a día, se ejemplifica en el acompañamiento constante que recibo y recibí de ellas durante mi vida.

El día de hoy veo que el cuidado ha configurado parte de la vida y que esas redes de apoyo y de cuidado han hecho parte no solo de mi experiencia de vida sino de  personas que conforman el hogar como mi papa, siendo el cuidado parte fundamental para la vitalidad y sostenimiento de un hogar y quienes lo conforman. Analizar el cuidado en el hogar es interesante en el sentido que, desde mi experiencia, permite ponerlo en el centro, como parte de la vida y mi experiencia de años atrás.

Bibliografía:

MOLINIER, P. (2012). El trabajo de cuidado y la subalternidad.: Escuela de Estudios de Género. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia.

CARRASCO, C. (2001). La sostenibilidad de la vida humana: ¿Un asunto de mujeres? Mientras Tanto, (82), 43–70.

PRECARIAS A LA DERIVA (2005). Una huelga de mucho cuidado (Cuatro hipótesis).