lunes, 12 de mayo de 2014

¿Cómo me convierto en Antropóloga?

En primer semestre vi la clase de Etnografía y Escritura, en esta clase la profesora Ana María Medina nos hizo varias invitaciones a pensar en la forma en la que escribíamos, qué prejuicios usábamos, cómo nos situábamos, etc..desde ese momento la invitación a la reflexividad a la hora de escribir fue aumentando en el pasar de los semestres. De esta insistencia me quedó que si me quería volver en antropóloga, debía, a la hora de escribir, pensar muy bien qué palabras debía usar y cómo las debía usar, con nuestras palabras y prejuicios no sólo configuramos nuestro mundo sino el mundo de los demás, la profesora Tania siempre insiste en "lograr ampliar el universo discursivo de los demás" esta frase ha quedado tan metida en mi cabeza que no puedo evitar pensar en que sólo la escritura de esta frase ya ha ampliado mi propio universo, veo a mi cabeza crecer cuando la escucho.
Como antropólog@s tenemos una responsabilidad extremadamente grande a la hora de escribir, e interpretado que al obtener el título se nos está confiriendo un tipo de autoridad para hablar de los demás y (lo pongo entre muchas comillas) "decir cómo funcionan las prácticas de una cultura", esto nos pone en una posición muy problemática porque se le está confiriendo a nuestras palabras y razonamientos la autoridad de hablar de los demás y así interferimos en la estructuración del pensamiento social. En la lectura de Pérez-Bustos (2014) hablan de las mujeres científicas que trabajan en el área de medicina forense genética, se nos habla de un espacio donde el mundo científico está masculinizado y trabajos como la genética forense se ha subvalorado siendo considerada una técnica más que una ciencia subvalorando implícitamente el trabajo de la mujer en la ciencia pues este espacio de genética forense está ampliamente ocupado por mujeres, la ciencia se muestra la mujer se invisiviliza. Ahí hallo un ejemplo de la responsabilidad tan grande que tenemos l@s antropólog@s por hacer una escritura justa de las situaciones, en el trabajo de la profesora Tania se habla de una "otra" invizibilizada, la mujer científica en esta área de cuidado.
Cuando nombramos a alguien que no ha sido nombrado, estamos ayudándo a su visibilización, Puig de la Bellacasa (2012) nos cuenta de implicaciones ético-políticas a la hora de producir conocimiento pues esto implica relacionar a unos otros y crear una imagen de su situación. Escribir como antropólogos requiere un particular cuidado, ¿cómo estamos nombrando a los otros? ¿Bajo qué intenciones los nombramos? ¿cuál es el objetivo de nombrarlo? ¿qué imagen estamos construyendo de ellos la nombrarlos? son cuestionamientos que me han quedado de los seis semestre que llevo estudiando, cada vez que escribo me siento con una terrible responsabilidad de hacer las cosas con cuidado, porque, así no sea aún una antropóloga, lo seré algún día y como ser humano, ante todo, debo tener respeto por los demás. Escribir es pintar realidades. Hacemos con las palabras imágenes del mundo e impactamos a los que nos leen con estas. Con palabras bordeamos y con palabras pintamos.


Puig de la Bellacasa, M. (2012). “Nothing comes without its world”: thinking with care. The Sociological Review, 60(2), 197–216. doi:10.1111/j.1467-954X.2012.02070.

Pérez-Bustos, T., Olarte Sierra, M. F., & Diaz del Castillo, A. (2014). Working with care: 
experiences of invisible women scientists practicing forensic genetics in Colombia. In 
E. Medina, I. Marques, & C. Holmes (Eds.), Beyond Imported Magic: Studying 

Science and Technology in Latin America. (in press). Cambridge, MA: MIT Press. 

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