lunes, 7 de abril de 2014

WAYRA: CUIDANDO EN LA TIERRA. UNA ETNOGRAFÍA EN LA HUERTA.

Por: Ingrid Adriana y Francisco Bernal.


Camino a la Huerta
Wayra es una granja de productos orgánicos, ubicada al norte de la ciudad en  la Universidad Pedagógica (sede Valmaria), la granja está ubicada aproximadamente a 500 metros de la Universidad y fue para nosotros una experiencia de acercamiento al cultivo y la tierra.

Cuando íbamos llegando, observamos tres personas trabajando la tierra y nos dispusimos a presentarnos y manifestar nuestra inquietud por lo que allí hacían. Por referencia de la profesora Vivian conocimos a Don Humberto Gracia, quien nos guió y contó experiencia en la granja.

La Huerta
Don Humberto nos contó que la granja tenía cinco años desde su fundación, y que el espacio fue dado  por la Universidad pedagógica, en un terreno que había sido objeto de múltiples robos y desvalijamientos. Según don Humberto el proyecto tiene la finalidad de abrir un espacio productivo de agricultura orgánica con el propósito de habilitar un espacio recreativo y productivo para adultos de la tercera edad.

Lombricultura
Así mismo, don Humberto cuenta que todo el producido es repartido equitativamente entre todos los trabajadores.  Y en otros casos se realizan reuniones concertadas como   asados o sancochos organizados por y para los trabajadores de la granja, en donde todos ponen el dinero para comprar la gallina o la carne y ayudan a preparar el sancocho a partir de los productos sembrados.

Respecto al mantenimiento económico del lugar, don Humberto dice que varias veces al año se hacen ferias y eventos para comercializar los productos en la Universidad, en donde profesores y estudiantes son clientes habituales. Además, tienen alguna clientela particular interesada en comida orgánica y todo el dinero recaudado es utilizado en la mejora del lugar, compra de semillas, reparaciones, herramientas, cercas, entre otros.

Don Humberto, nos invitó a conocer la granja, primero conocimos la casa principal; en esta hay una sala de reunión, una oficina principal, un baño, un lugar en donde hacen abono a partir de lombricultura, otro poso en donde se utilizan los excrementos para hacer abono y un pequeño Santuario dedicado a “San Isidro” el patrón de los labradores.

También encontramos dos habitaciones; en una se guarda toda la “maleza” que luego es reutilizada para ser abono, donde utilizan lombrices para descomponerla. En la segunda habitación se guarda, la materia ya lista para ser usada en el cultivo, entre otras cosas, como semillas y herramientas.

La maleza 
La maleza ya procesada














Guiándonos por la Huerta
Centrándonos en la huerta,  vemos que hay cultivos  delimitados, cada uno con un surco por el que se puede transitar.  En primera medida, la granja cuenta con diversos productos sembrados, entre los cuales hay una variedad de frutas, cómo tomates de árbol, uchuvas; entre  las verduras encontramos la mayoría de hortalizas y leguminosas, como zanahorias, lechugas, frijoles y maíz, así como algunos tubérculos como la papa y algunas plantas medicinales.

El cuidado de Agripina
Prosiguiendo por la mitad del sendero principal, hayamos un pequeño invernadero donde se están sembrando semillas de lulo y variedad de plantas aromáticas, allí  doña Agripina, quien nos saludó mientras regaba las semillas y plantas. Respecto a las plantas medicinales, recordamos que el señor Humberto expreso su malestar sobre el uso de pastillas medicinales, pues para él, las aguas aromáticas son un mejor producto para ciertos malestares; por ejemplo él nos contaba que la planta “ajenjo” es muy buena para el dolor de estómago y que muchos abuelos y abuelas que trabajaban allí se curaban de sus males, no solamente por el trabajo en sí, sino porque se sentían acompañados, estableciendo relaciones de solidaridad y confianza con otros.

Una experiencia importante dentro de nuestra visita fue la oportunidad de poder arar la tierra con azadón y que los tres abuelos nos explicaran y guiaran en el proceso.  Entre risas y comentarios nos enseñaron cómo ubicarnos para mover la tierra para la siembra. Fue un momento que nos permitió compartir con las personas que trabajan allí y acercarnos al trabajo en campo, además de relajarnos y entablar conversaciones con los abuelos que estaban en ese momento.



Ingrid aprendiendo, mientras el de atrás mira y se ríe de la situación.
Francisco "Removiendo la tierra"
Más adelante, antes de irnos, nosotros le preguntamos a uno de los abuelos por el Santuario de San Isidro y nos contó que: este santo es el patrono de la agricultura, al que se le encomienda la buena cosecha. Don Humberto también nos cuenta que en ocasiones especiales lo decoraban y lo mantenían siempre limpio, además de ofrecer misas con el padre del barrio. 

El santuario de "San Isidro" Patron de los labradores.
Santuario en Detalle.


A lo largo del recorrido, encontramos cómo y a partir de lo planteado por  Carlsson y  Manning esta granja (2010) “(…) go beyond hobbies (…) are producing communities and collectivities that embody a diferente sense of the individual and the group” (Carlsoon y Manning, 2010: 950), donde se genera un ambiente de trabajo colectivo, colaborativo y familiar,  en el que se enseña  a trabajar la tierra  todos juntos hablando y riendo. Estás redes, cómo lo menciona Don Humberto y otro de los trabajadores, permiten, no solo  trabajar para conseguir alimentos sino para entablar relaciones afectivas con los otros u otras, evidenciadas en el ambiente afectuoso, en las bromas y la preocupación por la salud de quienes cultivan. En este sentido vemos que en la huerta su suplen necesidades “(…) de bienes y servicios tanto de afectos y relaciones” (Carrasco, 2003: 6).

Sin embargo para que estas redes funcionen necesita un “cuidado práctico y constante”,  en términos de Puig de la Bella Casa (2010:164), que no puede ser pospuesto (…) y que involucre una relación de afecto con lo cuidado (ibíd.: 164-165). Esto es evidenciado en el trabajo de la huerta, su mantenimiento y la preocupación constante de don Humberto y de los trabajadores por las necesidades de los demás y el mantenimiento del sembrado. Por ejemplo, si esta huerta realizara otro tipo de cultivo, como el extensivo y hecho a partir de agroquímicos y otras herramientas, las dinámicas sociales internas de los trabajadores cambiarían, así como cambiaría su modo de usar la tierra, generándose otro tipo de cuidado y relaciones afectivas.

Esta forma  de cuidado  tiene que ver con una forma de relacionarse de los seres humanos con los seres vivos e inertes, donde el cuidado individual se vuelve un cuidado colectivo en términos de La Bella Casa, lo que implica pensar que  hay unas “ (…)complex articulations of agency, decentring individuals human agentes and considering the social as a tissue of associations between humans, non humans, and objetcs working in the realization of new relational forms” (ibid:158),  en donde, lo que se cuida son las relaciones sociales al interior de la granja, el medio ambiente, el modelo productivo  y la alimentación de los abuelos y abuelas. Incluso hay  un cuidado espiritual que implica encomendar a “San Isidro” la buena cosecha y el trabajo.

En este sentido, y de acuerdo con Puleo consideramos que “(…) los seres humanos no somos espíritus puros independientes del entorno: proteger este mundo es también protegernos” (2011:264), como lo evidenciamos,  en el hecho  de que cuando se cuida el cultivo de los alimentos (además de los alimentos y el estado físico), también se cuidan las relaciones sociales que le dan sustento al cultivo. Desde Nuestra experiencia vemos que este trabajo involucra, cuidar trabajando y cultivando, como decía don Humberto: “ellos llegan con problemas pero acá se curan trabajando”.


BIBLIOGRAFÍA.
·        Puleo, A. (2011). Protagonistas de un nuevo mundo. In Ecofeminismo para otro mundo posible (Ediciones., pp. 267–315). Madrid, España.
·         Carlsson, C., & Manning, F. (2010). Nowtopia: Strategic Exodus? Antipode, 42(4), 924– 953. doi:10.1111/j.1467-8330.2010.00782.x
·         ·Puig de la Bellacasa, M. (2010). Ethical doings in naturecultures. Ethics, Place& Environment, 13(2), 151–169. doi:10.1080/13668791003778834
·         Carrasco, C. (2001). La sostenibilidad de la vida humana: ¿Un asunto de mujeres? Mientras Tanto, (82), 43–70.

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