domingo, 25 de agosto de 2013

Espejito… espejito… ¿Quién es la más bonita?



Pensando en qué hacer.
 
Cuando pensábamos acerca de la intervención que debíamos hacer en torno al cuidado, en un primer momento pensamos en qué temas podríamos tratar al respecto del mismo o qué situaciones  podrían poner en evidencia el tema, casi como si pudiera hablar por si sola la situación, pues para nuestro caso en concreto queríamos encontrar un medio a través del cual pudiéramos observar la relación cotidiana y diaria que se ejerce con el cuidado de sí mismas.
Como primera medida pensábamos en que efectivamente el cuidado que uno tiene como mujer sobre sí, se naturaliza en tanto se vuelve una costumbre que es aprendida desde muy pequeñas, tanto porque refiere a unos espacios en los que las ideas de belleza entran a jugar un papel importante como porque así mismo a nuestro alrededor familiar, nuestras madres son el primer referente de cuidado, tanto porque son quienes nos proporcionan el cuidado como porque son  quienes nos enseñan las maneras de ser mujer.
Luego de ello pensábamos según los temas abordados en clase la manera en que los medios han intervenido en la forma de asumir nuestro cuerpo como una reproducción económica,
social y cultural principalmente, creadas a través de la interacción y relación con otros y otras que los diferentes medios de comunicación nos venden como modelos a seguir.  Por doquier pensábamos en las formas en que las imágenes se comercializan y los modelos de ser físicamente que se reproducen sin restricción y sin una reflexión que intente entender el lugar desde donde se nos habla, lo que se nos quiere vender y la manera en que lo hacen.
Pensábamos además en la publicidad y el poder que ejercen los medios de comunicación como la televisión, las revistas y demás, también, cómo la música se introduce en estas dinámicas. En este sentido hay publicidad que nos habla de cómo  deberíamos vernos, otra que nos dice qué sería lo importante de ver, otra acerca de las relaciones que se producen entre el cuerpo, el espacio y la mente y otra acerca de la importancia que socialmente asume nuestro cuerpo en la interacción con los otro.


Lo que hicimos.
 
Entonces, teniendo en cuenta lo anterior, decidimos en nuestra intervención abordar el tema del cuidado y la belleza a través de la fijación de avisos con apartes de una canción de Aterciopelados que lleva por nombre “el estuche”, en los espejos de los baños de la Universidad, específicamente en la facultad de ciencias políticas, en la facultad de ciencias sociales, en el edificio Fernando Barón, en básicas y en el gimnasio. Decidimos hacerlo en este lugar, pues pensamos que es a través y por medio de esta clase de objetos que creamos, que podemos transformar y reproducir estos ideales y esos imaginarios de lo que creemos es “bello” y de lo que relacionamos directamente con el cuidado, además porque también considerábamos que casi de manera natural cuando se pasa por algún lugar en el que se encuentren espejos o pueda hacerse visible nuestra figura humana es imposible no observarnos o que por lo menos no intentemos voltear y fijar nuestra mirada hacia este punto, es decir, hacia nosotros mismos. Además de ello, porque creemos que los baños son el lugar perfecto en el que se reproduce un constante mantenimiento del cuidado íntimo y personal.
Junto a los avisos decidimos  colocar además unas siluetas de tres diferentes cuerpos de mujeres, justo debajo de estos con el fin de contextualizar un poco más nuestro objetivo,   darle más sentido a lo que queríamos mostrar y entorno a lo cual queríamos reflexionar, esperando algún tipo de reacción.
Alrededor de lo anterior y como lo muestran las fotos, decidimos situar una silueta que simulará un cuerpo demasiado delgado, otro de contextura media y por último, uno que denotara algo de sobrepeso u obesidad, tanto para que se generara en las chicas que entraban a los lugares una rápida diferenciación de los cuerpos como para que de cierta manera se creara una identificación con alguno de estos. Claro está, pensando, que eran estas tres siluetas una referencia que nosotras colocábamos desde nuestra experiencia y desde lo que nosotras creíamos que podría llegar a ser la asimilación más rápida que las mujeres podrían hacer respecto a los cuerpos de los que pueden hablarse con más facilidad, teniendo en cuenta que las descripciones de los cuerpos propios y de los otros llevan consigo un sinfín de características y detalles que dependen de cada contexto y que además varían según los ideales de belleza que se tengan. 

 

¿Qué pasó después?
 
Lo que encontramos entorno a nuestra intervención fue que efectivamente nuestros avisos perduraron más de un día en los lugares en los que fueron puestos, sin embargo, así como causaba asombro en un primer momento tanto el mensaje como las siluetas entre las chicas que entraban a los lugares, no se generó mayor impacto, algunas reconocían los apartes de la canción y la recordaban, otras sonreían y las demás simplemente veían el aviso y seguían en su actividad.
Por medio de este ejercicio de intervención social, pudimos ver como en primer lugar, nosotras mismas estuvimos involucradas en los prototipos de belleza y de cuidado sobre el cuerpo, ya que en alguno de los casos alguna de las integrantes logró identificarse con una de las siluetas propuestas para el ejercicio, causando en un primer momento impacto en ella y en lo que pensaba de su cuerpo. En un segundo momento, pudimos entender que entre estos ideales o no, de cuerpo hay detrás de ellos una serie de dinámicas culturales, sociales, económicas e históricas que hacen que las concepciones de cuerpo “ideal” cambien a lo largo del tiempo. Un factor determinante de ello es el campo médico, que tiende a individualizar a sus pacientes y sus problemas, buscando la culpabilización, ya sea en el propio individuo o en  su entorno inmediato (Arnaiz, 2009; 88) cuando se tienen unos kilos de más, o unos kilos de menos y dependiendo  de, tomar unos cuidados específicos sobre el cuerpo y lo que respecta a la alimentación y el ejercicio.
Todo esto, involucra una imagen, que la conocemos a través de una herramienta como lo es el espejo; el espejo nos devela un cuerpo con características especiales, nos permite tener una concepción corporal y física de  cómo nos vemos y quizá de cómo nos ven y según lo que refleje cuidarnos, arreglarnos, criticarnos e incluso aceptarnos y querernos. En este caso queríamos mostrar que el espejo  no solo muestras solo estas cosas, sino que puede mostrar que no hay que dejarse encasillar, que las medidas que suelen ser “perfectas” hacen parte de algo más, como lo nombrábamos anteriormente, y que más allá de la belleza que puede reflejar un cuerpo hay algo más importante y es cuidar de él sin seguir parámetros o estándares de lo normal, ideal o perfecto. Por eso, nuestra actividad, por eso a través de estas siluetas y frases queríamos impactar en algún grado a las mujeres que entran en los  baños y se ven al espejo. No se trata de ver solamente como dice el espejito… ¿Quién es la más bonita? Sino cómo es que el cuerpo es cuidado y que dinámicas se inscriben tras ello y mejor aún, reconocer el rol de la agency humana y abandonar la idea de que las mujeres son simples reproductoras de imágenes del cuerpo y de la feminidad socialmente construida (Arnaiz, 2009; 98)



Algunas fotos.












































































Trabajo presentado por:



Daniela Iglesias, Katherin Vargas y Daniela Hernández.

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