Pensando en qué hacer.
Cuando pensábamos acerca de
la intervención que debíamos hacer en torno al cuidado, en un primer momento pensamos
en qué temas podríamos tratar al respecto del mismo o qué situaciones podrían poner en evidencia el tema, casi como
si pudiera hablar por si sola la situación, pues para nuestro caso en concreto
queríamos encontrar un medio a través del cual pudiéramos observar la relación
cotidiana y diaria que se ejerce con el cuidado de sí mismas.
Como primera medida pensábamos en que efectivamente el
cuidado que uno tiene como mujer sobre sí, se naturaliza en tanto se vuelve una
costumbre que es aprendida desde muy pequeñas, tanto porque refiere a unos
espacios en los que las ideas de belleza entran a jugar un papel importante
como porque así mismo a nuestro alrededor familiar, nuestras madres son el
primer referente de cuidado, tanto porque son quienes nos proporcionan el
cuidado como porque son quienes nos
enseñan las maneras de ser mujer.
Luego de ello pensábamos según los temas abordados en
clase la manera en que los medios han intervenido en la forma de asumir nuestro
cuerpo como una reproducción económica,
social y cultural principalmente,
creadas a través de la interacción y relación con otros y otras que los diferentes
medios de comunicación nos venden como modelos a seguir. Por doquier pensábamos en las formas en que
las imágenes se comercializan y los modelos de ser físicamente que se
reproducen sin restricción y sin una reflexión que intente entender el lugar
desde donde se nos habla, lo que se nos quiere vender y la manera en que lo
hacen.
Pensábamos además en la publicidad y el poder que ejercen
los medios de comunicación como la televisión, las revistas y demás, también,
cómo la música se introduce en estas dinámicas. En este sentido hay publicidad
que nos habla de cómo deberíamos vernos,
otra que nos dice qué sería lo importante de ver, otra acerca de las relaciones
que se producen entre el cuerpo, el espacio y la mente y otra acerca de la
importancia que socialmente asume nuestro cuerpo en la interacción con los
otro.
Lo que hicimos.
Entonces, teniendo en cuenta lo anterior, decidimos en
nuestra intervención abordar el tema del cuidado y la belleza a través de la
fijación de avisos con apartes de una canción de Aterciopelados que lleva por
nombre “el estuche”, en los espejos
de los baños de la Universidad, específicamente en la facultad de ciencias
políticas, en la facultad de ciencias sociales, en el edificio Fernando Barón,
en básicas y en el gimnasio. Decidimos hacerlo en este lugar, pues pensamos que
es a través y por medio de esta clase de objetos que creamos, que podemos
transformar y reproducir estos ideales y esos imaginarios de lo que creemos es
“bello” y de lo que relacionamos directamente con el cuidado, además porque
también considerábamos que casi de manera natural cuando se pasa por algún
lugar en el que se encuentren espejos o pueda hacerse visible nuestra figura
humana es imposible no observarnos o que por lo menos no intentemos voltear y
fijar nuestra mirada hacia este punto, es decir, hacia nosotros mismos. Además
de ello, porque creemos que los baños son el lugar perfecto en el que se reproduce
un constante mantenimiento del cuidado íntimo y personal.
Junto a los avisos decidimos colocar además unas siluetas de tres
diferentes cuerpos de mujeres, justo debajo de estos con el fin de contextualizar
un poco más nuestro objetivo, darle más sentido a lo que queríamos mostrar y
entorno a lo cual queríamos reflexionar, esperando algún tipo de reacción.
Alrededor de lo anterior y
como lo muestran las fotos, decidimos situar una silueta que simulará un cuerpo
demasiado delgado, otro de contextura media y por último, uno que denotara algo
de sobrepeso u obesidad, tanto para que se generara en las chicas que entraban
a los lugares una rápida diferenciación de los cuerpos como para que de cierta
manera se creara una identificación con alguno de estos. Claro está, pensando,
que eran estas tres siluetas una referencia que nosotras colocábamos desde
nuestra experiencia y desde lo que nosotras creíamos que podría llegar a ser la
asimilación más rápida que las mujeres podrían hacer respecto a los cuerpos de
los que pueden hablarse con más facilidad, teniendo en cuenta que las
descripciones de los cuerpos propios y de los otros llevan consigo un sinfín de
características y detalles que dependen de cada contexto y que además varían
según los ideales de belleza que se tengan.
¿Qué pasó después?
Lo que encontramos entorno a nuestra intervención fue que
efectivamente nuestros avisos perduraron más de un día en los lugares en los
que fueron puestos, sin embargo, así como causaba asombro en un primer momento
tanto el mensaje como las siluetas entre las chicas que entraban a los lugares,
no se generó mayor impacto, algunas reconocían los apartes de la canción y la
recordaban, otras sonreían y las demás simplemente veían el aviso y seguían en
su actividad.
Por medio de este ejercicio
de intervención social, pudimos ver como en primer lugar, nosotras mismas
estuvimos involucradas en los prototipos de belleza y de cuidado sobre el
cuerpo, ya que en alguno de los casos alguna de las integrantes logró
identificarse con una de las siluetas propuestas para el ejercicio, causando en
un primer momento impacto en ella y en lo que pensaba de su cuerpo. En un
segundo momento, pudimos entender que entre estos ideales o no, de cuerpo hay
detrás de ellos una serie de dinámicas culturales, sociales, económicas e
históricas que hacen que las concepciones de cuerpo “ideal” cambien a lo largo
del tiempo. Un factor determinante de ello es el campo médico, que tiende a
individualizar a sus pacientes y sus problemas, buscando la culpabilización, ya
sea en el propio individuo o en su
entorno inmediato (Arnaiz, 2009; 88) cuando se tienen unos kilos de más, o unos
kilos de menos y dependiendo de, tomar unos cuidados específicos sobre el
cuerpo y lo que respecta a la alimentación y el ejercicio.
Todo esto, involucra una imagen, que la conocemos a
través de una herramienta como lo es el espejo; el espejo nos devela un cuerpo
con características especiales, nos permite tener una concepción corporal y
física de cómo nos vemos y quizá de cómo
nos ven y según lo que refleje cuidarnos, arreglarnos, criticarnos e incluso
aceptarnos y querernos. En este caso queríamos mostrar que el espejo no solo muestras solo estas cosas, sino que
puede mostrar que no hay que dejarse encasillar, que las medidas que suelen ser
“perfectas” hacen parte de algo más, como lo nombrábamos anteriormente, y que más
allá de la belleza que puede reflejar un cuerpo hay algo más importante y es
cuidar de él sin seguir parámetros o estándares de lo normal, ideal o perfecto.
Por eso, nuestra actividad, por eso a través de estas siluetas y frases
queríamos impactar en algún grado a las mujeres que entran en los baños y se ven al espejo. No se trata de ver
solamente como dice el espejito… ¿Quién es la más bonita? Sino cómo es que el
cuerpo es cuidado y que dinámicas se inscriben tras ello y mejor aún, reconocer
el rol de la agency humana y
abandonar la idea de que las mujeres son simples reproductoras de imágenes del
cuerpo y de la feminidad socialmente construida (Arnaiz, 2009; 98)
Daniela Iglesias, Katherin Vargas y
Daniela Hernández.
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