¿Trabajo personalizado o labor de
cuidado?
En el día de hoy propongo reflexionar
sobre la labor que realizan las manicuristas basándome principalmente en la siguiente pregunta:
¿Cómo se evidencia la eficacia de su
trabajo?
Cuando
una persona asiste a la peluquería y solicita un servicio de pedicure o
manicure lo que está buscando es: salir con sus uñas y pies arreglados (limpias,
cortadas y pintadas) y que se sienta el menor dolor posible. Aunque cada quien podría
realizar esta labor en la privacidad de su casa, prefieren pagar a alguien para
que lo haga. Sin embargo, mientras se arreglar algunas veces se reciben servicios por los que
no se está pagando (¿o tal ves sí?) como una mayor atención a partes sensibles
de las manos o pies y hasta una charla en la que se escuchan historias o se
cuentan. Este tipo de relaciones fomenta a que se establezca un lazo entre los
implicados, expresado en preferencias y frecuencias, pues cada vez que el “cliente”
desee arreglarse las uñas buscará a quien le brindo este “trato especial”. En ocasiones
podría decirse que se establecen lazos de amistad entre las dos personas implicadas,
más es en contados casos cuando estas relaciones se desarrollan fuera de la
peluquería.
Aunque en
su mayoría esta relación se da entre mujeres, son mujeres pertenecientes a
diferentes estratos o clases sociales. No son mujeres pertenecientes a la misma
clase social y a partir de la misma disposición de los cuerpos a la hora de
hacer la labor de manicure o pedicure se evidencia una subordinación de la persona
prestadora del servicio, siempre sentada en una silla pequeña y baja, y mirando
hacia abajo (para estar pendiente de lo que hace). Quien paga por el servicio
se encuentra sentada en una silla grande, alta muchas veces leyendo una
revista.
La manicura es una labor que une personas, es
una forma se paga por un servicio, el cual, algunas veces viene acompañado de “cuidados
extra” y aunque no se pague por ellos si generan “fidelidad” de parte del
cliente. Veo así, que aunque continúa
siendo una forma de expresión del cuidado y del trabajo subordinada y
totalmente feminizada, es apreciada y se le adjudica un valor dentro del enorme
mercado de manicuristas en la ciudad de Bogotá. Más, retomando la pregunta del
principio pretendo seguir indagando si esto es una labor del cuidado o una
forma de trabajo personalizado.
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