lunes, 23 de septiembre de 2013


¿Cuantos de nosotros hemos salido sin desayunar alguna vez de nuestra casa porque se hizo tarde para ir al colegio, la universidad, el trabajo o a donde sea que vayamos? ¿A cuántos se nos olvida almorzar porque no tenemos tiempo debido a las muchas tareas diarias? ¿Cuántos de nosotros comemos en un bus, o peor aún, corremos con un sándwich o un pastel de pollo en la mano mientras vamos de un sitio para otro? ¿Cuantos deseamos compañía para ir a almorzar o cenar? ¿A cuántos les da pereza cocinar o calentar el almuerzo si es que existen otras personas que se toman su tiempo y su dedicación para  prepararnos los alimentos? ¿Cuántos  preferimos a veces, por el cansancio, el poco tiempo o la pereza, pedir una pizza o una hamburguesa – fast food-  a domicilio?
Se nos ha olvidado comer. El acto de comer  que propone el capitalismo, no es un acto social, se ha vuelto, en muchas ocasiones, un acto mecánico, rápido y solitario.  A veces solo nos alimentamos porque es el combustible que requiere el cuerpo para funcionar, para “rendir” en la vida diaria. Comer se ha vuelto, en ocasiones, una cuestión de eficiencia; “si como tengo energía y si tengo energía puedo realizar mis actividades laborales, las cuales se van  a traducir en salario para poder gastar, entre otras cosas, la misma comida que considero un “combustible”. Casi no nos detenemos a  sentir  la comida en el paladar, o percibir las texturas, oler los aromas, ver los colores de los alimentos que nos llevamos a la boca. Mucho menos pensamos a cerca  de donde viene lo que tenemos en frente de nuestros ojos y nos vamos a comer.  Una actividad vital ha dejado de ser vital para hombres y mujeres.
A propósito de la valoración ética y estética que Rodríguez realiza sobre la lentitud, recordé el movimiento mundial Slow food, el cual tiene como intención “iluminar la posibilidad de llevar una vida más plena y desacelerada, haciendo que cada individuo pueda controlar y adueñarse de su propio periplo vital”.   Según la página oficial “El movimiento Slow reacciona contra esta tendencia mediante la exaltación de los valores de disfrutar y saborear la vida. El enfoque de este movimiento, por lo tanto, está en ser selectivos en la actuación y en ser plenamente conscientes de cómo invertimos nuestro tiempo. Slow Food se contrapone a la estandarización del gusto y promueve la difusión de una nueva filosofía que combina placer y conocimiento, salvaguardando las tradiciones gastronómicas regionales, con sus productos y métodos de cultivo”
No quiero entrar en muchos detalles acerca de esta postura porque tengo algunas críticas. Sin embargo resalto la idea de revertir el régimen del tiempo moderno e industrial y preocuparse por lo vital: por el disfrute de nuestras experiencias sensoriales, ello incluye por supuesto la comida. En este punto resalto que la comida posee dimensiones afectivas, relacionales, sociales, reparadoras y cuidadoras. Alguien cocina para nosotros, nosotros cocinamos para otros o para si mismos. No solemos  comer con desconocidos, comemos entre amigos y familia. Comer en ese caso es un espacio afectivo, un acto que nos  vincula con otros, que nos produce sensaciones y pone a jugar  nuestros los sentidos. Comer lento implicaría entonces un estilo de vida, una forma diferente de comunicación con los espacios que habitamos y las personas que nos rodean. Significa que no sea ya la eficiencia y la rapidez la que rija nuestros tiempos, implica dejar de hacerle culto a la velocidad. Por el contrario involucra nuestras dimensiones más humanas.
Les dejo la página de Slow food  http://www.slowfood.com/about_us/esp/welcome_esp.lasso


5 comentarios:

  1. Angela me parece super pertinente tu entrada. Continuando con tu crítica y a la vez propuesta, resalto también muchas veces cambiar "los hábitos de velocidad" y a la vez los "hábitos de comer", implica también hacer un quiebre en nuestra rutina y muchas veces dejar de lado nuestras costumbres que buscan la "eficiencia" a costa de la salud. Un disentimiento fuerte pero necesario hoy, pero también teniendo en cuenta que lograr el cambio implica hacer muchas negociaciones, con nosotros mismos y entorno.

    Es más, yo creo que perspectivas como la medicina ayurveda (pero no sólo), están popularizándose en occidente hoy, porque nos habla del potencial curativo que tiene la comida misma y la forma como comemos y dónde lo hacemos. Desde esta perspectiva "comer a horas precisas" tiene una razón y también está vinculado con la forma como nuestro organismo funciona en relación con el tiempo de la tierra. Acá resalto a Gudiño cuando en la lectura nos recuerda como el mundo capitalista de hoy se emancipa de los ritmos naturales, y tomo también el llamado que hace Honoré, para "replantearnos nuestro ritmo de vida". Estoy seguro que hemos visto u oído, que en muchas culturas y medicinas al rededor del mundo (yo acá puse el ejemplo del ayurveda) se bendice la comida y esto tiene una razón de ser (que tal vez no sea sólo racional)... la comida no sólo “nos da la energía”, sino literalmente es la que conforma nuestro cuerpo material y también la que nos da vida. Nosotros en occidente hemos perdido, esa forma "sagrada" de percibir la comida y la vida...per bueno creo que nunca es tarde. Esto desde mi perspectiva…

    También me parece interesante los puntos que resalta el movimiento Slow, respecto a "defensa del medioambiente, la educación del gusto y esa búsqueda de contacto de los productores y co-productores", es más estos puntos me recuerdan a la red que vimos en "La Canasta". Propuestas que sinceramente si pienso que pueden hacer un cambio en nuestra forma de comer y de relacionarnos con la comida y hasta con el mundo... cuando sabemos que unas manos recogieron con esfuerzo y amor al mismo tiempo el alimento, en vez de haberlo producido en masa y con un interés sólo mercantil, estamos alimentando nuestro cuerpo de manera distinta, no sólo para producir. Igual seguramente, cada movimiento y propuesta tiene su paradoja, como resalta también Honoré, que paradójicamente el movimiento Slow está creciendo hoy rápido.

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  2. Esta entrada me parece bastante pertienente ya que la alimentación no es algo que esté dentro de las listas de prioridades en la vida diaria de una persona. No es solo el simple hecho de alientarse bien o alimentarse mal; es algo que va más allá y que por factores como la comida rápida, la falta de tiempo, la televisón, el internet y muchas otras cosas más el simple hecho de alimentarse se ha ido transformando.

    En mi casa cada uno de los cuartos tiene un televisor y a la hora de la comida, que es la única hora en la que por lo general estámos todos, cada quien está en su cuarto viendo lo que se le antoja sin compartir la hora de la comida. Creo que esta es una práctica que no solo se ha perdido en mi casa sino en todas las familias en general, ya que el sentarse a comer en familia y comentar el día y lo que le ocurre a cada quien se ha perdido. Antes la comida era usada para mantener unida a la familia, pero hoy en día con todas las prácticas que se nos son impuestas, y que además aceptamos con toda naturalidad e incorporamos como si fueran prácticas tradicinales, hacen del acto de comer algo que toca hacer porque tenemos que vivir y debemos tener energía para llevar a cabo nuestras actividades pero no es algo que se haga con conciencia.

    Además no solo es comer por comer, sino que ahora se come mal. Se come lo primero que se nos pone en el camino y se come sin pensar en qué es lo que se está comiendo. Factores como la economía o la rapidez son las cosas que se tienen en cuenta, y se deja de pensar en si es saludable o no consumir ese tipo de alimentos. Este ejemplo me hizo pensar en una demanda que el chef Jamie Oliver le puso a McDonald's (y que además la ganó) en donde el chef decía que las hamburguesas de esta famosa franquicia mundial "se “lavan” con hidróxido de amoníaco y luego se usan en la confección de la ‘torta’ de carne para rellenar la hamburguesa. Antes de este proceso, de acuerdo con el presentador, ya esa carne no era apta para consumo humano". (Diario crónica, agosto de 2013). Ir a McDonald's es muy común y creo que todos hemos ido algún día a comer a este lugar, pero nunca nadie piensa cómo se hacen estas hamburguesas (o cualquier otra) y la consumimos como si nada.

    Es importante que seamos consumidores responsables, que pensemos antes de consumir, y que intentemos volver a las viejas traadicinones como el comer en familia o comer acompañado. Actos que se han ido perdiendo y que desde mi punto de vista son muy importantes de recuperar.

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  3. Leyendo los ejemplos de mis compañeros y teniendo que seleccionar uno para hacerle mis comentarios, me pregunto por cuáles son los criterios de elección o de no elección de ellos. Algunos sencillamente no son de mi interés temático, otros no me cautivaron literariemente, pero definitivamente mi elección del presente ejemplo se debe a mi identificación con la temática expuesta, pues últimamente me he visto muy interpelada por este tema y los cuestionamientos que Ángela aquí plantea.

    Encuentro en su ejemplo un poco de ligereza, bastante subjetividad reflexiva y poca rigurosidad. Sin embargo, considero entender su punto y aunque como ejemplo del cuidado se quede en su explicación un poco corto (en mi forma de ver), lo considero como un buen punto de partida para analizar problemáticas más profundas, que se ocultan tras el problema en la alimentación.

    Bien, empezaré entonces por expresar mis comentarios con respecto al ejemplo para posteriormente posicionarme con respecto al mismo.

    Considero oportunas las preguntas que hace al comienzo, son un buen gancho para atrapar a los lectores del artículo, pues representan una serie de insights que permiten vincularse de inmediato con el tema propuesto. Después de esa breve introducción, Ángela expone sus planteamientos sobre el tema, afirmando la falla común para “comer bien”, pues hemos reducido el lugar de la comida a un simple combustible, abriendo paso a la descripción de Slow food. Es en este punto comienzo a quedarme corta, pues si bien Ángela aclara que no quiere ahondar en el tema del movimiento que presenta, me parece que hubiera sido oportuno para entender mejor la razón de su evocación en el ejemplo. Sin embargo, al final tiene una especie de reivindicación informativa, haciendo una linda reflexión acerca de (si bien entiendo) la comida como cuidadora en sí misma. Debo resaltar su creatividad al pensar en esto, pues no se limita a una institución, movimiento u oficio, sino que desnaturaliza algo que está demasiado inserto en nuestros hábitos y cotidianidades: la comida.

    Sin embargo –y con esto entro a la descripción de mi propia posición-, considero que falta desarrollar un poco la idea de cómo la comida está dotada por dimensiones características del cuidado. Pienso que se queda en una parte un poco superficial del cuidado, en una parte referida a la sostenibilidad y descuida la parte precaria que es inmanente al cuidado al que pretendemos hacer referencia. Por este aspecto, pienso que la comida en sí misma no podría ser usada como cuidadora, sino que detrás de lo expuesto por Ángela, el aspecto de la precariedad producida por las dinámicas del sistema y del trabajo que interviene directamente al ámbito alimenticio, sería la mejor forma de abordar sus reflexiones. Esto tiene todo que ver con el escrito de Sandra Gil Araújo (2003), a propósito del hecho de que su “vida esté expuesta al trabajo” (precarias a la deriva, 2004: 185) y a todo lo que ella cuenta sobre la invasión del trabajo en todas las áreas de su vida. Entonces este ejemplo para mí, suscita más una relación con el tiempo y el trabajo y la precariedad producida por su manejo en nuestra cotidianidad, en todos sus aspectos, hasta los más elementales, como la alimentación.

    -Precarias a la Deriva. (2004d). Relatos Precarios. 2. La vida en 30 m2. In A la deriva por los circuitos de la precariedad femenina (Traficante., pp. 183–185). Madrid, España.

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  4. Ha pasado casi una semana desde que hice mis comentarios sobre este ejemplo y he tenido mucho tiempo para reflexionar tanto en el ejemplo hecho por Ángela, como en mis comentarios sobre el.

    En una parte de mi crítica, expresaba la carga de subjetividad reflexiva que considero tiene tu ejemplo (cosa que quiero aclarar, me gusta mucho que tenga, pienso que cuando lo que escribimos habla de lo que somos y lo sentimos, un texto se llena de valor). Pues bien, así como evidencíé eso en tu ejemplo, también vi absolutamente cargado de dicha subjetividad mi comentario, subjetivdad que en este caso se puede ver de forma negativa (tengo que aceptarlo). Dicha carga personal, consecuencia de un instante de una situación personal dificil, fueron el contexto de mi comentario, y si hemos de aplicar lo que constanmente nos enseñan en la carrera sobre lo importante que es tener en cuenta las condiciones de producción de un texto, que determinan en gran medida el mismo, te pido lo tengas en cuenta en este caso.

    Entonces, si hice dicha crítica de forma pública, y cabe decir, una crítica tan poco cuidadosa, sobre tu ejemplo (que personalmente encuentro muy bonito), así mismo, de forma pública quiero pedirte diculpas por la rudeza de algunas palabras y aclararte la situación.

    Ahora bien, y aunque ya la clase casi haya terminado, creo que es más trascendente esta situación que una simple nota, y por eso, aunque esto no tenga nota ni nada, me parece importante no dejarlo pasar.

    Bien, lo único que quier decir sobre tu ejemplo, es que efectivamente me parece muy creativo, muy interpelativo y cotidiano. Ahora, sostengo el hecho de que creo que pudo haber sido profundizado un poco más y reitero la posibilidad de mirarlo desde un enfoque diferente más asociado a lo que hablaban las precarias a la deriva en la vida en 30 m2.

    Creo que no tengo nada más que decir. Ánimo y sigue explorando tus ideas, que me di cuenta a lo largo del curso que tienen mucho potencial. :)

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  5. Daniela, ya tuvimos oportunidad de intercambiar palabras. Como ya te dije no tengo problema con las críticas que se me hacen, no suelo tomarmelas a titulo personal porque considero que son fuente importante para el crecimiento y retroalimentación; además al igual que tu considero el contexto en el cual surgen y el tono en que se realizan. Sin embargo debo decir que si de cuidado se trata, la elección de palabras dentro del ejercicio comunicativo es también un ejercicio cuidadoso. Eso lo estoy aprendiendo. Gracias por recordarmelo :)

    Quiero que sepas que te entiendo porque conozco un poco de tus busquedas, de tus choques entre lo que estudiamos y lo que experimentamos en la vida diaria. Comparto muchas de las ideas que hemos intercambiando en charlas que hemos tenido.

    Agradezco mucho la valentía que tienes en hacer publicas tus ideas y aún mas la valentía en hacer publicas tus disculpas. Leyendo nuevamente mi ejemplo me doy cuenta que tienes razón al decir que la forma en que lo abordo es un poco ligero, podría haber profundizado más.

    La verdad al publicar mi ejemplo no esperaba tantas reacciones de mis compañeros. Lo publiqué porque es un tema que me toca como persona y jamás dimensione el grado de acuerdos y desacuerdos que iba a tener. Eso en sí mismo es gratificante para mi ;)

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