lunes, 23 de septiembre de 2013

Con la música duerme mi negrito


Video:  Duerme Negrito
 
 
Creo firmemente que los aspectos de la vida no se desenvuelven en la cotidianidad de forma aislada, categorizada estáticamente, independiente de otros aspectos. Por el contrario, en una dimensión de la vida influyen transversalmente muchas otras. Aunque el sistema económico, la especialización del trabajo y hasta las dinámicas académicas nos hagan ver de forma independiente las áreas de nuestra vida (como si una fuera la parte académica, otra la familiar, otra la de creencias, etc), yo creo oportuno ver cómo la vida funciona muchas veces como un entretejido de múltiples factores, que se diferencian y complementan entre ellos y que hacen que la vida tenga su curso de la forma en que lo hace.

El lector se puede estar preguntando qué tiene que ver esto con el cuidado. Pues bien, lo que quiero visibilizar es la forma en que el cuidado actúa de la misma manera. Donde es transversalmente conformado por múltiples factores y donde muchas veces interactúan más de una forma de cuidado para lograr su objetivo: Cuidar.

Es por eso que he escogido este video. Aquí, Héctor R. Chavero, músico argentino que se hizo llamar Atahualpa Yupanqui (en quechua, el que viene de tierras lejanas para decir algo), cuenta de dónde salió la canción que él ,tiempo después, hizo popular. Mi objetivo no es pues hablar de Atahualpa Yupanqui, sino de lo que él cuenta y de la canción que él expone.

Es pues lo expresado por este músico una representación doble de cuidado. Se desempeña dentro del quehacer de las cuidadoras, que en este caso específico corresponden a mujeres de piel oscura que están en la frontera entre Colombia y Venezuela. Tal vez dentro de unas redes de reciprocidad y confianza, ellas cuidan a los niños de sus amigas y/o vecinas, los acompañan y los ayudan a dormir. Como estrategia utilizan la música para hacer efectivo ese cuidado. Con esto de presente, explícitamente las dos formas de cuidado a las que hago referencia son: el cuidado hacia los niños y la música como forma de cuidado.

Las dos son tanto diferentes como complementarias. En este caso, dependen mutuamente para lograr el objetivo de cuidar. Comprenden un querer y un saber hacer. Las dos se desempeñan involucrando afectos, que a diferencia de lo que podemos pensar, no siempre se refieren a “afectos buenos”, también están cargados de preocupación, hambre, necesidad. Son esos afectos que cargan las acciones de significado y las hacen más efectivas. Es también importante resaltar cómo estas dos formas son invisibilizadas y precarizadas, tanto económicamente como de reconocimiento por parte de los demás. La forma en que la sociedad en la que vivimos considera muchas veces tanto el cuidado de estos niños como la música utilizada para ello como si no fuera indispensable, ocultando el hecho de que esas dos cosas conforman un motor que funciona con la esperanza de un futuro y que lo hace posible.  

1 comentario:

  1. Tu ejemplo me gusta en tanto que reconoce la música que cuida. Como lo comentaba hoy en la clase, no es solamente el hombro donde llorar que comentaba Jose Alfredo Jimenez, sino que, es una labor que reconoce, reconoce en dos vías: DEmuestra unas prácticas que producen a cultura y la mantienen, con ella, una manera de hacer las cosas, de vivir de una manera específica; también, habla de situaciones específicas que denuncian o demuestran, literal o metafóricamente- en todo caso, no en lo abstracto de la ejecución, sino en la palabra- una manera de vivir ligándose a la subjetividad, buscando la identificación.

    Atahualpa esta denunciando las condiciones difíciles de la frontera colombo-venezolana. Con este hecho está reconociendo lo que ocurre, la marginalidad y una facción oculta para la productividad: la vida de las trabajadoras; de esta manera, se demuestra el cuidado.

    Me hubiese gustado que hablaras un poco más a fondo de lo comentado en clase en la medida en la que, el ejemplo señala que mujeres que se van a trabajar dejan a sus niños con cuidadoras, que por su labor posibilitan que las madres puedan emplear su fuerza de trabajo para las lógicas productivas. También, hay una cosa particular y es que, no se habla de las condiciones de las cuidadoras, quienes se encargan de los hijos de otras mujeres y emplean esta labor para sostenerse y ayudar a mantener la vida en orden. No es un asunto menor porque se entiende en contextos marginales.

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