Una tarde en la terraza verde de la PUJ: Un escenario extra-académico en dónde el cuidado ha permeado y ha permanecido.
Nos encontramos
en la entrada de la facultad a eso de la 1:20PM. Todos estábamos vestidos con
la ropa de trabajo que se nos había pedido y esperábamos para subir a la
terraza del edificio 95 Manuel Briceño Jáuregui, en donde se encuentran las
plantaciones en uno de los costados de la terraza. Al subir nos estaban
esperando Miguel y Valeria, estudiantes de antropología de la PUJ, quienes han
estado involucrados en el proyecto desde que éste inició.
Desde que entré a la terraza fue muy agradable y placentero ver con lo
que me encontré ya que en el tiempo que lleva el proyecto en la universidad no
habí
a tenido la oportunidad de subir y ver qué era lo que se estaba llevando a
cabo allí. La verdad no creí que el proyecto estuviera tan avanzado y que
tuvieran tantas cosas por enseñarnos.
Una vez llegamos todos, pusimos las maletas a un lado y fuimos a uno
de los costados de la terraza en donde Valeria y Miguel nos contaron cómo había
empezado el proyecto y qué se había hecho hasta ahora; cómo lo estaban
organizando y todo lo que habían logrado hasta ahora. Fue muy bonito ver cómo
ellos, sin ningún tipo de retribución económica llevan a cabo su proyecto y
luchan por él para que éste no muera y no caiga en las trampas burocráticas de
la universidad. Esto último me parece muy importante ya que los estudiantes, de
diferentes carreras, que han estado involucrados en el proyecto han luchado por
que éste siga siendo un espacio de estudiantes para estudiantes, dejando un
poco de lado la institución y teniendo voz y voto en las decisiones que se
deben tomar alrededor del proyecto.
Sentados en uno de los paneles de la terraza, Valeria y Miguel nos cuentan
qué tipo de matas tienen cómo han ido escogiendo qué sembrar y en dónde
sembrarlo y todo lo que han ido haciendo con las uñas para poder mantener vivo
el proyecto. Valeria nos cuenta de su interés por las plantas medicinales y
cómo la terraza se ha vuelto un espacio para que ella pueda investigar y llevar
a cabo los proyectos de su interés, pero no solo los de ella sino también los
intereses de otros estudiantes quienes además de tener un interés personal
también están realizando sus investigaciones de grado.
Todo esto que nos contó Valeria me hace pensar acerca de la permacultura de la cual nos habla Puig
de la Bellacasa, ya que como ella lo dice el entrenamiento que ella recibió
incluyó la permacultura y las tecnologías ecológicas como una práctica concreta
de activismo político con una base sobre el cuidado de la tierra (2010). Sin
mucha más explicación creo que en pocas palabras esto es parte de lo que se
está llevando a cabo en esta terraza y con este proyecto. Es una forma de hacer
un activismo político y un activismo menos común pero desde mi perspectiva
mucho más fuerte y con muchos más alcances.
Cuando Valeria y Miguel
terminaron de contarnos en qué iba el proyecto, nos dirigimos una vez más al
otro lado de la terraza en donde nos dispusimos a decorar los recipientes que
cada uno había llevado para realizar la siembra. Este fue un momento muy
chévere ya que por nuestra carrera es muy difícil encontrar los espacios en
dónde hacer manualidades y volvernos creativos, y este fue un espacio que no lo
permitió. Cada uno cogió pinceles y pinturas y durante un rato largo cada uno
se adentró en su recipiente y pinto en él lo que quiso y sintió en ese momento.
Mientras unos ya pintaban sus recipientes otros llevaban tierra y cascarilla de
arroz a una matera grande de donde se iba a coger para hacer la siembra en
nuestras materas. Una vez íbamos terminando nuestras materas nos dirigíamos a
la matera con la tierra para llenarla; una vez llena Valeria nos ofrecía varas
semillas para plantar, dentro de la selección estaba el cilantro, la quinua, la
semilla de chía, el calabacín y el ají. Cada quien escogió la semilla que quiso
y la sembró en su matera.
Parabombas de semillas. Estas
son unas bolas que se hacen con una mezcla de arcilla tierra, agua y semillas.
Se hacen con el fin de botarlas a terrenos fértiles para empezar a sembrar y
tener espacios verdes en la ciudad. Cada quien cogió sus bombas de semillas
para llevarlas a la casa y esperar a que estas se sequen y poderlas echar en
algún lugar.
mi matera yo escogí
el cilantro, plantando tan solo dos semillas de este espero que en dos semanas
ya se empiecen a ver los frutos de este día y de la siembra. Una vez todos
terminamos de sembrar las semillas en nuestras materas hicimos algo que ellos
denominan las
Una vez terminamos ésta actividad, nos reunimos para charlar acerca de
la experiencia y traer a colación aspectos que nos llamaran la atención en
cuanto a las temáticas del curso. Muchos hablamos otros escuchamos y esto lo
hicimos con una aromática hecha con las matas
que había en la terraza que por cierto estaba muy rica J
Esto para mí fue un momento muy especial ya que por un gusto, que
además es heredado por mi mamá, las matas me gustan mucho y disfruto viéndolas
y sembrándolas. Además de esto en la fundación en dónde soy voluntaria desde
hace varios años se han llevado a cabo proyectos de agricultura urbana con las
familias y ser parte de estos procesos productivos es algo muy bonito. Tomando
en cuenta el aspecto del cuidado creo que este es uno de los cuidados más
especiales que hay, ya que este se hace por el gusto del cuidado y sin tenerlo
muy en cuenta genera una ayuda que muchas veces pasa desapercibida como cuidar
la naturaleza o reproducirla en pequeños espacios en una ciudad tan gris y llena
de cemento como Bogotá.
muy interesante ver
cómo el cuidado se puede ver desde lo no-humano y se puede pensar de muchas
otras formas. Esta me parece muy especial además porque en la época en la que
vivimos es muy importante tener ese chip de lo verde incrustado y salirnos de
ese mundo consumista y tecnológico en el que vivimos para llevar a cabo otro
tipo de actividades.
Para finalizar quiero
hacerlo con una cita de Puig de la Bellacasa que me parece resume esta
experiencia tan enriquecedora y tan fuera de lo cotidiano y de lo que estamos acostumbrados:
“Permaculture ethics engage with
the consequences of living in naturecultures, recognising the interdependency of all forms of life – humans and their technologies,
animals, plants, microorganisms, elemental resources such as air and water, as
well as the soil we feed on. It decentres human ethical subjectivity by not
considering humans as masters nor even as protectors of, but as part of earth’s
living beings”. (2010:152)
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