miércoles, 11 de septiembre de 2013

Reflexión sobre la visita a la Terraza Verde de la PUJ

Dentro de los estudios sociales, Carrasco (2001) propone como categoría de análisis  a la reproducción humana, pues indagar por las formas como la “sociedad resuelve sus problemas de sostenimiento de la vida humana ofrece sin duda una nueva perspectiva sobre la organización social y permite hacer visible toda aquella parte del proceso que tiende a estar implícito y que habitualmente no se nombra”  ya que dentro del sistema capitalista este se invisibiliza.

Este trabajo de reproducción de la vida humana ha sido asumido y ejercido desde el hogar, principalmente nacido de las manos femeninas. Sin embargo, el lunes 9 de septiembre de 2013 fuimos testigos de una iniciativa propuesta por jóvenes estudiantes de la PUJ, en la que ellos asumen esa responsabilidad de continuar con la reproducción de la vida humana generando espacios para suplir poco a poco una de las necesidades más inmediatas  para la reproducción que tienen los seres vivos, la alimentación. Mas no debemos olvidar que tanto en la reproducción de la vida humana como en la actividad de los jóvenes a cargo de la Terraza Verde (grupo en cuestión) están en juego otros elementos dentro de las dimensiones subjetiva y objetiva, como señala Carrasco.   

Este grupo de estudiantes, que poco a poco ha ido creciendo en número y en logros, según lo que nos contaron Valeria Cero  y Miguel Ariza, comenzó  a partir de la iniciativa de unos cuantos estudiantes que deseaban aprovechar las instalaciones de la universidad y aprender de la agricultura urbana. 

A la vez que han ido  consolidando sus intenciones sobre los usos de la terraza, han fortalecido sus propósitos como grupo de trabajo. Esta consolidación se ha dado trabajando por medio de consensos que han establecido entre ellos mismos y con los directivos de la universidad, puesto que por estar en este espacio deben cumplir con unos estándares. Sumemos en este proceso una serie de relaciones y lazos que han creado con diferentes personas de la universidad como las aseadoras, profesores y jardineros, con quienes intercambian conocimientos y algunas veces alimentos. Estudiantes de otras facultades  de la universidad, como  la de estudios rurales se han sumado en este proyecto y también han brindado y aceptado conocimientos. Por otro lado están también las relaciones que establecen con personas de otras partes de Bogotá y áreas rurales de Colombia, con las que intercambian saberes, semillas y experiencias que han beneficiado el desarrollo de las actividades de la Terraza.
Algunas de sus motivaciones mas grandes como grupo era desarrollarse como modelo para ser implementado en las casas familiares de la ciudad, sin importar el estrato en el que se viva, con el fin de mitigar los gastos de cada hogar que se realizan en comida. Además de cuestionar esas distancias que se han establecido históricamente en Colombia entre lo rural y urbano. Son pocas personas las que saben todo lo que debe ocurrir para que una cebolla este en la nevera de la casa.

Entonces, de esta manera vemos que todo el conocimiento que ellos recogen de todas estas fuentes humanas, sumando los que han sido compartidos por internet,  no se queda ahí en la terraza. Su efectividad esta en ese compartir más que en la producción de 40 lechugas semanales.

Por tal razón dentro de este proceso, los compañeros de la clase y yo, fuimos invitados el lunes en la tarde a participar de jornada de trabajo en la Terraza. Primero que todo los Valeria y Miguel comenzaron contextualizándonos sobre que es la Terraza, de donde nace y hacia donde va. Luego nos presentaron el espacio, su distribución y las plantas que allí tenían, mientras nos contaban un poco de cómo han conseguido lo que allí había.

Luego el trabajo comenzó. Preparamos en una gran matera la tierra mezclándola con cascarilla de arroz, después  adecuamos y decoramos los recipientes  y finalizamos sembrado cada uno unas semillas para llevar a nuestros hogares.  Pero la jornada de trabajo aquí no termino. Procedimos mezclando mas tierra con agua y semillas, formando con esto una especie de buñuelos fértiles  de tierra, conocidos como “bombas de semillas”. Estas bombas de semillas son una forma de hacer a los portadores una especie de polinizadores, al igual que las abejas, pues cuando estén secas, nuestro deber será repartirás por terrenos, como parques o lotes baldíos de la ciudad con el fin de que estallen y germinen las semillas contenidas en la bomba. Específicamente esta actividad polinizadora, y en general toda la labor de los miembros de la terraza,  la podríamos enmarcar como un ejercicio de la ciudadanía ambiental propuesta por  Andrew Dobson (rescatado por Puleo, 2011).
La ciudadanía ambiental es un concepto que agrupa la participación activa y la responsabilidad de los ciudadanos frente a los procesos que los rodean, asumiendo una “desterritorialidad ecológica”, es decir, que se asumen las actividades de los individuos como extensibles en el tiempo y en el espacio. La bomba de semillas crecerá en un lugar que no es mi casa y tal vez en un tiempo en el que yo no esté allí. Esta ramificación de beneficios ambientales es una forma de cuidado. Cuidado entre humanos y no humanos, pues todos debemos dar algo para que el uno como el otro continuemos el proceso de reproducción de la vida.

En sí, todas las reses e interrelaciones de cuidado que se establecen alrededor de la Terraza Verde en la azotea del edificio Manuel Briseño de la Universidad Pontifica Javeriana, desde mi punto de vista, hacen parte de Newtopia, pues contiene los puntos que Carlsson (2010) ha caracterizado como elementos de la newtopia: primero que todo es una alternativa de cotidianidad que requiere mucho trabajo, pues desde apropiarse del espacio, conseguir las semillas, materas, tierra, lograr que germine, regar y que  de un fruto una planta, hay más que horas y esfuerzos invertidos. En segundo lugar requiere de tecnologías y saberes aplicados creativamente para la función diaria de la terraza. El sistema de riego por evaporación implementado los fines de semana y vacaciones es una tecnología que facilita la labor. En tercera instancia, están preocupados por las problemáticas ambientales y alimenticias que acongojan a la ciudad, al país y al mundo y trabajan con miras a su mitigación. Todos estos elementos están en función de construir comunidad. Los compañeros que trabajan en la terraza se forman como comunidad laborando entorno a fines han establecido y que continúan construyendo, involucrando  a más personas  y tejiendo redes de colaboración y cuidado. La comunidad no son solo los 12 miembros de la terraza, somos todos los que nos hemos involucrado de alguna forma con esta causa que es una alternativa para la reproducción de la vida en un sistema que poco la facilita, no obstante propuestas como esta y la Canasta (http://la-canasta.org) logran salir y brindad alternativas de vida para la vida misma.



Bibliografia: 
Carlsson, C., & Manning, F. (2010). Nowtopia: Strategic Exodus? Antipode, 42(4), 924–953. doi:10.1111/j.1467-8330.2010.00782.x
Puleo, A. (2011). Protagonitas de un nuevo mundo. In Ecofeminismo para otro mundo posible (Ediciones., pp. 267–315). Madrid, España.
Carrasco, C. (2001). La sostenibilidad de la vida humana: ¿Un asunto de mujeres? Mientras Tanto, (82), 43–70.


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